Skinny jeans como un daño colateral

"Skinny jeans como un daño colateral", escribe Abril Gámez Avilez en #Allure

¿Cuántas veces has acudido a tiendas y no has encontrado prendas a tu medida? ¿te has percatado de que en ocasiones tu tallaje es más ajustado? No eres la única persona que ha vivido malas experiencias en compras, la presión del tallaje único es una problemática de la que poco se habla. En la actualidad seguimos viviendo en un sistema arcaico y justo cuando logramos avanzar como sociedad, nos obligamos a retroceder, como si el autosabotaje fuera una constante en nosotros.

Desde que inició este año se pronunció una tendencia que no es del agrado de todos, aún así, para bien o para mal, los skinny jeans están de regreso, pero ¿por qué unos pantalones a la cintura son la pesadilla de muchos? no se trata de cuestiones de gusto, sino del trasfondo que implica su reaparición. Y es que después de la constante lucha que mantuvimos alrededor de tres años acerca del body positive y la reivindicación de la diversidad de cuerpos, la noticia de esta “nueva” tendencia, nos cayó como balde de agua fría.

La reintegración de los pantalones ajustados y con cortes estrechos en pelvis va más allá de una simple tendencia, detona en la lucha que hemos intentado sostener ante el movimiento para empoderar a personas con sobrepeso, además, representa un retroceso a favor del canon de belleza socialmente establecido donde se destaca la delgadez, lo cuál, en muchas ocasiones puede orillarnos a extremos como caer en trastornos alimenticios y consecuencias psicológicas.

Tan solo en México, de acuerdo con el portal del gobierno del país, los trastornos de conducta alimentaria afectan a un 25% de adolescentes en el país, entre los más comunes destacan la bulimia, anorexia y los atracones. Una estadística considerable, ya que desde pequeñas se nos inculca un canon de belleza completamente estricto, donde nuestra figura a seguir son los cuerpos delgados, altos y estilizados, olvidándonos de los cuerpos reales con gorditos, estrías, acné o con piel de naranja y cuando nuestra complexión no es igual a la de las modelos comienzan las comparaciones y las obsesiones por mantenernos delgadas.

Añoramos el poder vestir como todas y cada una de esas modelos, nos obsesionamos con dietas y ejercicios para mantenernos dentro del canon, y por si fuera poco, la industria de la moda crea prendas como los skinny jeans aptos para cuerpos “perfectos” y las tallas terminan estando fuera del alcance de las demás.

Las tallas son cada día más pequeñas, estamos volviendo a décadas pasadas olvidándonos de los pasos que dimos hacía la diversidad. Para erradicar el problema debemos tener un panorama más amplio para dejar de vender la idea de una industria perfecta, de esta manera podríamos evitar que jóvenes-adolescentes entren al mundo de la desesperación de pertenecer a la moda. En la industria, no todo es lujo, joyas y diversión, toda esta idea de ostentación se encuentra muy alejada de ella cuándo nos enfocamos en los temas importantes.

La presión para adelgazar, las redes sociales, la necesidad de ser aceptado y la preocupación por un ideal estético delgado asociado al éxito social, familiar y profesional podrían ser factores o consecuencias provenientes de una “simple” tendencia como los skinny jeans. Para acabar con la presión estética en todas partes hay que promover la diversidad de cuerpos, orientar y educar a las nuevas generaciones a modo de prevención de esta presión que se genera por querer encajar en un canon de belleza guiado por pantalones a la cintura.