Perspectivas económicas para México en 2021

Perspectivas económicas para México en 2021 , escribe Liz Ileana Rodríguez Gámez en #FueraDeRuta

Ante la pandemia por COVID-19, la respuesta de los países durante la primera mitad de 2020 consistió en medidas de confinamiento y distanciamiento social, así como el cierre de actividades económicas no esenciales.

Contracciones en la demanda de bienes y servicios y, por tanto, de la producción, han traído como consecuencia un escenario económico desalentador y pérdida de empleos.

Como resultado de lo anterior, se espera que la economía mexicana registre un retroceso de -8.7% al cierre del 2020, de acuerdo con el Banco de México.

Por ello, existe incertidumbre en torno a la recuperación económica. Hace un par de días, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ajustó su perspectiva 2021 de crecimiento económico para México, situándola en una tasa de 3.6%; mientras que el Banco de México proyecta un crecimiento de 3.8%.

Ambas estimaciones contrastan con la visión más optimista del Gobierno Federal, que consideró un crecimiento económico de 4.6% en la elaboración de su presupuesto 2021.

Las estadísticas económicas más importantes (e.g. producción y empleo) muestran una recuperación generalizada a partir del tercer trimestre del 2020. El optimismo del mercado financiero se ha hecho presente toda vez que se reclasificaron las actividades económicas esenciales y a medida que se conocía del éxito de los ensayos de las vacunas contra el COVID-19.

La continuidad del flujo de capitales ha contribuido a la apreciación del tipo de cambio peso-dólar y en tasas de interés atractivas para el financiamiento del sector público y privado. Además, las remesas provenientes de Estados Unidos, pese a su descenso durante los primeros meses del confinamiento, han mantenido un ritmo considerable de incremento en lo que va del año.

Sin embargo, los inversionistas también son cauteloso frente al programa de vacunación del gobierno mexicano y a la nueva ola de contagios que se agravará en la época decembrina, y cuya magnitud e intensidad opacará las expectativas y retrasará la recuperación económica del próximo año.

Ante este escenario, debemos tener en cuenta que, en el caso de México, como ha ocurrido en varios países de América Latina, la pandemia llegó en un momento en que las economías registran un periodo de bajo y lento crecimiento económico.

Asimismo, las últimas tres décadas han sido de cambios y reformas económicas estructurales que han propiciado, entre otros efectos, una (des)industrialización prematura, una baja inversión en investigación y desarrollo, un incremento de las desigualdades sociales y el desmantelamiento del estado de bienestar.

Este último aspecto queda de manifiesto con la actual crisis de salud y la precariedad e incertidumbre en la cual se encuentra inmerso el sistema de pensiones en nuestro país.

Estas condiciones, aunadas a la severidad de la pandemia, permiten comprender la magnitud de la crisis económica de 2020.

Así, las fortalezas económicas de México están severamente dañadas, ya que la receta neoliberal ha debilitado a la economía en su conjunto, y la cuarta transformación no ha logrado tener un impacto económico significativo.

En contrapartida, un tratamiento básico, sobra la base de una política de desarrollo, ofrece mejores expectativas no solo de recuperación económica sino de bienestar compartido para las generaciones presentes y futuras.

Aquí algunas directrices: 1) gasto público inteligente, 2) financiamiento para la PYME, 3) política económica flexible y con enfoque en el empleo, 4) recuperación generalizada de la inversión, 5) un salto en materia de desarrollo productivo, 6) compromiso con la sostenibilidad ambiental, 7) lucha contra la desigualdad con enfoque de derechos.

Todo lo anterior requiere de un nuevo pacto entre gobierno, empresarios y sociedad, en un marco de respeto a los arreglos e instituciones democráticas; solo entonces pasaremos de la retórica de la nueva normalidad a una economía postcovid.