La Maquina sigue en punto muerto

Los cementeros empataron a cero en la casa del Atlas, en un juego que se antojaba para mayor calidad en ataque, para más imaginación a la hora de crear oportunidades.

GUADALAJARA, Jal.- Cruz Azul ha perdido la chispa que lo llevó a ser el mejor del torneo anterior. Hoy, La Máquina se ha vuelto un club de pelea, pero sin futbol, de entrega, pero sin calidad, y lo peor, ha perdido otra oportunidad de meterse entre los primeros lugares de la competencia.

Los cementeros empataron a cero en la casa del Atlas, en un juego que se antojaba para mayor calidad en ataque, para más imaginación a la hora de crear oportunidades.

No, todo quedó en un juego sordo, de lucha, de mucho meter y poco pensar. El 0-0 fue justo para ambos.

Atlas seguirá como segundo lugar del torneo, como escolta del América, con 23 puntos, a la espera de lo que haga este día el Toluca, que lo puede rebasar. Cruz Azul suma 19 unidades, pasará al León, para anclarse en la sexta posición, y desperdiciando ocasiones de codearse con los líderes, que —por cierto— también decepcionan, salvo las contundentes Águilas.

Se dirá que Atlas mereció mejor suerte, que tuvo dos acciones de peligro, bien resueltas por Jesús Corona, pero estas fueron propiciadas por las mismas falencias cementeras, más que por prodigios rojinegros. Los cementeros se han vuelto un equipo cerrado, que prioriza la destrucción y deja poco a la creación. Juan Reynoso no ha encontrado la manera de recuperar el nivel de su gente clave: Jonathan Rodríguez trata, pero no tiene el don especial para definir los juegos; Orbelín Pineda es mucha crema, pero poca efectividad, y Santiago Giménez sigue sin madurar.

Parece que del campeón queda poco, y aunque entrará a las finales —vía repesca—, no se le ve fuerza para refrendar el título que tanto le costó ganar.

Los Zorros siguen ahí, sumando puntos, olvidándose de sus tiempos de pobreza, pensando en que pueden ser —en verdad— contendientes al título.

LOS DIRECTORES TÉCNICOS

Diego Martín Cocca propuso en la primera mitad, pero después tuvo miedo a perder. Juan Reynoso ya no sabe qué hacer.