Pedro del Ángel Gómez lleva cuatro décadas dedicado a la albañilería

Cumpliendo sus primeros 57 años de vida, dice el hermosillense, desde hace cuarenta años ha pasado portando las botas llenas de cemento, luego de que su papá, un contratista de oficio, lo 'jalara' a la obra.

El oficio de albañil es uno de los más difíciles de desarrollar, pero de los más reconfortantes porque se mide la capacidad del ser humano de construir y edificar desde una loza hasta un edificio, consideró Pedro del Ángel Gómez.

Cumpliendo sus primeros 57 años de vida, dice el hermosillense, desde hace cuarenta años ha pasado portando las botas llenas de cemento, luego de que su papá, un contratista de oficio, lo 'jalara' a la obra.

"Desde morrillo me llevaba a trabajar mi papá y ahí aprendí a trabajar la albañilería; se me ha hecho bien rápido la verdad, ni se siente, después de un tiempo me empezó a gustar", señaló.

Del Ángel describió que lo más difícil del oficio es colar, excavar y cimentar, de ahí en fuera lo demás es más tranquilo: la pegada de bloques, de ladrillo, la colocación de azulejos y de pisos es más liviana. 

No existe el calor

El oficio exige tener piel de acero para no sentir los rayos de sol desde temprana hora. Pedro del Ángel relata que los veranos son un infierno y en ocasiones las jornadas se extienden 24/7. 

"Más aquí que hace bastante calor, aquí nos la pasamos en el día a veces hasta en la noche, la verdad sí nos hace el calor, pero ahí nos la sobrellevamos, dicen que ya estamos acostumbrados, pero no nos acostumbramos nunca", reconoció. 

En tiempo de frío, la cosa cambia y "es vida", expresó con una sonrisa Pedro, pues para él no existe el trabajo, es otro nivel.

"Llevamos manga larga temprano y para las diez de la mañana ya andamos sin manga larga, porque con el trabajo ya no se siente el frío ni el calor", mencionó.

A pesar de los conocimientos y la fortaleza para ejercer el oficio, también hay altas y bajas en cuestiones económicas, lo que los lleva a veces estar desde quince días hasta un mes o dos sin trabajar. 

Ejemplo a seguir de su hijo

Pedro del Ángel ha trabajado en la albañilería, pero él también es contratista como su padre, y de los cuatro hijos que tiene uno solo le sigue sus pasos, forma parte de su equipo de trabajo con muchos recién egresados ingenieros civiles.

"Estos son 'jaladores', puro 'chuqui' lo que traigo y se batalla un montón tremendo, esta gente es pura gente de confianza, me responden, yo no me preocupo por ellos porque son muy honrados, estamos muy recomendados como Del Ángel Construcciones, que es mi negocio", dijo. 

A sus casi 60 años, Pedro del Ángel cree que el oficio de albañil nunca termina, pero espera que pronto pueda retirarse a descansar y disfrutar lo cosechado por cuatro décadas.