Luz Elena conquista el paladar sonorense con sus sabores 'chilangos'
Con 24 años establecida en Hermosillo tras llegar de Chalco, Estado de México, Luz Elena decidió en 2016 ofrecer la gastronomía de su región logrando satisfacer los paladares de propios y extraños con sus 'Quesadillas Chilangas'.
Con un espíritu emprendedor y el deseo de forjar un mejor futuro, Luz Elena Altamirano Sánchez, una mujer de 54 años originaria de Chalco de Díaz Covarrubias, Estado de México, desde 1999 siguió los pasos de sus padres y emigró a Hermosillo en busca de nuevas oportunidades.
Una vez establecida en la capital sonorense, se entregó por completo a la preparación y comercialización de platillos tradicionales de su lugar de origen, y fue en 2016, cuando instaló su negocio de comida en el Tianguis del Cerro Colorado, al norte de la ciudad.
Desde ese momento deleita a los visitantes con exquisitas quesadillas rellenas de diversos guisados.
“Llevamos ya 7 años trabajando, estamos todos los fines de semana, sábado y domingo, mi esposo, mi hijo y empleadas, siempre aquí nos van a encontrar, justo a un costado del kiosko”, señaló.
Además de sus clientes regulares, Luz Elena ha conquistado con su sazón a personas provenientes de otros estados que radican en Hermosillo por motivos laborales.
"Los que vienen del Estado de México por ejemplo, buscan más la tinga, mientras que los sonorenses prefieren la cochinita. Aprendimos a combinar lo mejor de ambas regiones y así satisfacer las preferencias de nuestra clientela", explicó con orgullo.
A pesar de que su jornada laboral se concentra en los fines de semana, Luz Elena no duda en preparar comidas especiales para aquellos que viajan y desean probar algo distinto a la comida local.
“En mi estado las comidas son más caldosas, como la carne con chile y nopal o con calabaza", describió.
Avanza paso a paso
El esfuerzo de años y la dedicación constante poco a poco se reflejaron en un crecimiento sostenido de su negocio.
Las ganancias varían, pero en una jornada registra ventas que rondan los 4 mil pesos, y en días más concurridos puede llegar hasta los 9 mil.
A pesar de los desafíos y las luchas cotidianas, la comerciante le tiene un profundo cariño a la ciudad que le ha permitido crecer en compañía de su familia.
“Amo Hermosillo, porque es un lugar donde se puede salir adelante en cuestiones de trabajo, nada más es que uno quiera trabajar y de ahí para arriba”, indicó.
La cocinera reafirmó su objetivo de seguir avanzando, además de agradecer a todas las personas que la han acompañado en su travesía.
"Vinimos con muy poco, pero ahora somos reconocidos y seguimos abriéndonos camino. Gracias a Dios, hemos logrado establecernos", concluyó con gratitud.