La estrategia de Salinas
"La estrategia de Salinas", escribe Salvador García Soto en #SerpientesyEscaleras
Con una visión mucho más empresarial que política, Ricardo Salinas Pliego ha logrado posicionarse, en poco tiempo, como la antítesis de la 4T; el hombre que no sólo le dice sus verdades al obradorismo y a la presidenta Sheinbaum, sino que además aprovecha muy bien su condición de deudor del fisco para volverse un objetivo político del gobierno en turno, al tiempo que prepara el terreno para un fallo adverso como el que, todo indica, le espera con la nueva Corte de Justicia.
El empresario que ha decidido buscar ser candidato opositor a la Presidencia de la República en 2030, está jugando un juego de ajedrez político contra el Gobierno federal, en el que ha sido él quien ha tomado la iniciativa para tratar de poner en jaque al SAT y a la Presidencia que, en los hechos, ya están respondiendo a las jugadas del llamado Tío Richie que pasa del golpeteo verbal y mediático, a proponer un "acuerdo de pago" con la intención -dice ante sus más de 20 mil seguidores que acudieron a celebrar su cumpleaños- de acabar con el pleito y "darle vuelta a la página".
Salinas Pliego sabe que tiene todas las de perder en el enfrentamiento abierto y frontal que sostiene con el gobierno, algo que ningún empresario de su nivel se atrevió a hacer en la historia reciente del país. Porque con la Suprema Corte ya alineada al Poder Ejecutivo y con la muy posible retroactividad que le aplicarán a su amparo en la última etapa procesal que es la discusión y debate por parte de los ministros en el pleno, la batalla legal la tiene perdida y no le queda otra vía que recurrir a instancias internacionales, tal y como él mismo lo anunció ayer en un comunicado de su grupo, en el que dice estar dispuesto a ir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Pero en su nueva faceta y ya con un cuerpo de asesores que lo están orientando hacia su nuevo objetivo político, Salinas ya pasó del juego estrictamente legal, al juego político. Su estrategia ya no es sólo la victimización y presentarse como “perseguido político”, sino el de manejarse como un empresario que genera empleos y que quiere seguirlo haciendo y pagar sus impuestos, pero sólo por la cantidad que él reconoce y considera justa, y no por los más de 70 mil millones de pesos que pretende cobrarle el Gobierno de la República.
Y es ahí donde está la oportunidad de crecimiento mediático, político y de conocimiento que está buscando el dueño de Grupo Salinas. En un escenario como el que se avecina, primero en 2027 y luego para 2030, donde Morena y el gobierno tienen ya todo el control de las instituciones electorales -y más lo tendrán si se aprueba su proyecto de reforma electoral el próximo año- y donde la oposición sigue brillando por su ausencia de liderazgos fuertes y apenas intentan "renovarse" con algunos cambios cosméticos, la candidatura del empresario tiene todo el terreno libre para crecer y acaparar a buena parte del electorado crítico con el gobierno, pero desencantado también de los partidos de oposición.
"En tierra de ciegos el tuerto es rey", reza el refrán y hoy la oposición está repleta de ciegos y de mancos que no tienen ni el valor ni la libertad de enfrentarse completamente al gobierno, ante el temor de que les saquen sus trapos sucios y terminen bajo el yugo de investigaciones de la FGR o de auditorías y terrorismo del SAT. Esto último, una persecución fiscal, es algo que ya tiene encima Salinas Pliego y por lo tanto no le preocupa, mientras que una guerra sucia desde el gobierno o un intento por judicializar el tema de sus adeudos, a estas alturas y conforme pase el tiempo, se volverá altamente costoso para el gobierno de Sheinbaum.
Porque si Salinas llegara a ser acusado penalmente o se le intentara detener ante su negativa de pagar las cuentas millonarias que le hace el gobierno, automáticamente lo convertirían en víctima y confirmarían la persecución política que él mismo ha denunciado. Y Morena y el obradorismo saben muy bien, por su propia historia, que cualquier intento de acusarlo o detenerlo, sobre todo si viene desde la Presidencia de la República, lo terminaría de posicionar entre los sectores críticos del oficialismo.
Por eso el empresario tiende una y otra vez la mano en busca de algún acuerdo o negociación que claramente no están dispuestos a conceder en Palacio Nacional, donde la doctora se ha negado a reunirse con él o a establecer cualquier tipo de diálogo desde que era candidata primero, luego ya como Presidenta electa, y menos desde que asumió el poder hace un año.
Entre más funcionarios y colaboradores manda la Presidenta a decirle que no a Salinas Pliego, al que le han cerrado todas las vías de diálogo y conciliación, incluso en instancias que se supone que están para apoyar al contribuyente como la Procuraduría Fiscal, cuya titular, Grisel Camacho, ayer salió a validar el discurso del gobierno y a decir que los adeudos del empresario sí ascienden a 74 mil millones de pesos, de los cuales 48 mil millones se van a definir muy pronto en la Corte.
Así que mientras en el gobierno se endurecen cada vez más contra Salinas Pliego, este pide clemencia y dice estar "dispuesto a pagar en 10 días" si el gobierno le actualiza y revisa sus adeudos. Si con López Obrador negoció y llegó a un acuerdo para pagar una cantidad que hoy este gobierno desconoce, con Sheinbaum el empresario sabe bien que difícilmente habrá negociación y está apostando su resto a una confrontación estratégica, en la que la vía legal la llevará al terreno internacional, y la vía política la administrará conforme a sus tiempos y objetivos que, por lo pronto, busca llegar a 2027 e incidir en un resultado que termine con la mayoría morenista en el Congreso, para después de ahí escalar su proyecto por la Presidencia.
¿Quién ganará en la estrategia, la legalidad y, sobre todo, en la imagen y la simpatía de los electores? ¿La doctora, con el aparato político, propagandístico y judicial de su lado, o el empresario, con el respaldo económico y mediático que le dan sus negocios y la oportunidad de convertirse en el opositor outsider que, sin venir de la política, tenga la capacidad, la estrategia y los medios para confrontar, exhibir y socavar al oficialismo?… Se lanzan los dados. Cayó Serpiente.

