Administración pública harapienta
"Administración pública harapienta", escribe Carlos Marín en #ElAsaltoalaRazón
“Primero los pobres” fue el pretexto para depauperar instituciones y servicios públicos.
Como de aquella película, “cuando todos creían que había pasado el peligro viene... ¡Tiburón Dos!:
La Federación aplicará una más pichicatera “etapa superior” de austeridad “republicana”, variante de los votos de una orden mendicante: la “pobreza franciscana”.
Vamos hacia una mucho más acelerada chatarrización del “servicio público”, tanto con despidos como incertidumbre laboral de millares de trabajadores no sindicalizados del Estado.
Días atrás, por primera vez que se recuerde, el degradado aeropuerto internacional de la capital del país interrumpió las operaciones de aterrizajes y despegues a causa ¡de un triste bache!
Y esta semana supimos que sus dos pistas van a cerrarse de manera alternativa porque las van a parchar.
Ese tipo de problemas, con austeridad o abundancia, aquí y en China, corresponden a uno de los rubros que se supone están presupuestados: mantenimiento.
Pero dinero para la conservación de sus instalaciones es lo que la regresiva cuarta transformación viene escamoteándole al Benito Juárez.
De Animal político es el reportaje sobre el AICM, demostrativo de que Servicios generales es el área más perjudicada por los recortes, porque la prioridad aeronáutica fue construir el nuevo aeropuerto civil en Santa Lucía.
Eso se tradujo en un drástico descenso del presupuesto y del interés por mantener en condiciones aceptables y seguras el aeropuerto de la capital.
Si en 2018 le asignaron 7 mil 297 millones de pesos, en 2021 se lo redujeron a 5 mil 93, o sea 30% menos.
Mantenimiento, compra de herramientas y seguros constituyen el concepto de los desairados Servicios generales.
Es inconcebible, increíble, inexplicable, pero sobre todo imperdonable, que la reparación de una pequeña descarapelada (a lo más un metro cuadrado y quizá diez centímetros de fondo) del recubrimiento de una de las dos únicas pistas fuera la causa del cierre de operaciones durante diez horas.
Ni que fuera el único falso “cráter” (como ironizó un piloto con incisivo sentido del humor), en realidad un simple bache (en pistas que miden casi cuatro kilómetros de largo).
¿Solo ése ha debido repararse desde que el aeropuerto fue inaugurado, hace más de 70 años?
Desde luego que no. Siempre hubo personal eficiente y recursos necesarios para conservar las pistas en condiciones aceptables y seguras de uso.
¿Cuándo se había dado una noticia sobre algo tan idiota? Nunca (ni aquí ni en cualquier otro país).
Falta de mantenimiento es lo que afectó al Sistema de Drenaje Profundo metropolitano, al que se hicieron reparaciones mayores en el gobierno capitalino de Marcelo Ebrard.
La falta de mantenimiento incidió (aunque Claudia Sheinbaum no lo reconozca) en el desplome del tramo de la Línea 12, y en la necesidad de cerrar para renovación la Línea Uno del Metro (en este caso por la negligencia y corrupción de las administraciones progre, de 1997 a la fecha).
Como con la “austeridad republicana”, la pobreza franciscana multiplicará, no los panes, sino el número de pobres…