El perfeccionismo y otras trampas

El autor es escritor, capacitador, networker, conferencista y life coach en SB3.

Toda mi vida me he considerado perfeccionista.

Sin embargo, aunque parece una buena cualidad, me ha privado de muchas cosas.

Y si tú eres perfeccionista, quizás alguna vez dijistes cosas como: No lo haré hasta que esté 100% preparado(a); ¿Para qué hacer algo si no lo voy a hacer bien?; A mí me gusta hacer las cosas bien o no hacerlas.

Y la trampa de estas frases es que suenan responsables.

Nadie dirá que está mal querer hacer las cosas bien, sin embargo, la mayoría de las personas que las usan, sólo postergan lo que saben que deben hacer.

Dijo Churchill que la frase “Nada vale aparte de la perfección” suena a parálisis.

Y es que si esperamos a estar listos(as), seguiremos esperando siempre.

Es en la práctica donde una persona puede intentar perfeccionar y, para hacerlo, es necesario cometer errores.

Además del perfeccionismo, hay dos sentimientos que tal vez te haigan paralizado más de una vez: la culpa y la preocupación.

Estos dos sentimientos son prácticamente iguales, con la diferencia del tiempo: la culpa es del pasado, y la preocupación es del futuro.

No existe un sentimiento de culpa tan grande que pueda cambiar el pasado, así como no existe una preocupación tan grande que pueda alterar el futuro y, si lo hace, lo hará para mal, ya que la preocupación no nos permite pensar ni actuar de manera correcta.

¿Qué culpas vienes cargando que no te dejan avanzar?

¡Aprende de ellas y suéltalas!

¿Qué preocupaciones te detienen de hacer eso que tanto deseas?

Hazlo aún con preocupaciones, ¡te darás cuenta de que generalmente las preocupaciones son peores que la realidad!

Por lo tanto, podemos decir que tanto las culpas como las preocupaciones son inútiles.

No hay que confundir obviamente la falta de culpa con la falta de conciencia ni la falta de preocupación con irresponsabilidad.

Tanto la culpa y la preocupación son inútiles cuando resultan paralizantes.

Y, retomando el perfeccionismo, no busques pretextos para no avanzar.

Quizás en estos momentos estés cargando con las palabras “dijistes” y “haigan” que leíste antes, y te estés perdiendo del mensaje de esta columna.

Si es tu caso, te recomiendo leerla nuevamente.

No vayas por la vida buscando errores y quedándote con ellos (las personas perfeccionistas son expertas en hacer eso); ve por la vida tomando las cosas que te gusten e ignora las que no.

Las más grandes lecciones que he aprendido, han sido en situaciones donde no esperaba y/o de personas que no eran “perfectas” ni necesariamente profesionales.

Imagínate este escenario: Tú, sin necesidad de perfección, sin cargar culpas y sin sentir preocupación, ¿hasta dónde podrías llegar?

Puedes empezar ahora mismo.

No te preocupes si no es perfecto al principio.

Aprende de los errores sin culpa, ¡y vuelve a intentarlo!

El autor es escritor, capacitador, networker, conferencista y life coach en SB3.

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