Días de 34 horas

Días de 34 horas, escribe Marco Paz Pellat en #ElPoderDeLasIDeas

Hace unas semanas comentamos sobre el tema de la economía de la atención digital. Se creó por la implementación del modelo de negocios basado en la publicidad en las grandes plataformas digitales que buscan atraer, retener y hacer crecer el tiempo de atención de los usuarios en Internet, a través de ofrecer contenidos y servicios gratuitos para impulsar las ventas.

Este modelo ha sido tan poderoso que, de acuerdo con Bruno Patino, politólogo francés y presidente del canal Arte, autor del libro La civilización de la memoria de pez, ha provocado que nuestro día se convierta en uno de 31 o 34 horas, dependiendo del tiempo que le dedicamos a revisar la pantalla de nuestro celular inteligente.

Y ello se refiere al fenómeno actual de estar teniendo una actividad normal, como cenar, estar en el cine o trabajar y estar al mismo tiempo revisando la pantalla digital. Hacemos dos cosas al mismo tiempo y de manera compulsiva: una en el mundo real y otra en el mundo virtual (https://bbc.in/2UvvILT).

Patino nos habla que si bien en sus principios Internet en los años 90 prometía un cambio utópico y trascendental de impulsar en el mundo la inteligencia colectiva y el acceso a la información y al conocimiento, la poca sustentabilidad de un modelo de negocios, basado en la suscripción de servicios, derivó en el actual modelo de la economía de la atención digital.

¿Qué pasó? Patino nos dice que pasaron dos cosas. “Primero, si tomamos el ejemplo de Google o de Facebook, o de otros, todas esas empresas se crearon porque tenían una idea de servicio. En el caso de Google era poder encontrar algo y hacer disponible para todos toda la información posible; para Facebook, era poner en relación a las personas para que puedan tener una vida social incrementada que no sea limitada por la geografía.

“Esas empresas se crearon con una idea de servicio, pero en un momento dado tuvieron que encontrar su modelo económico, y ese es el segundo factor. Lo que pasó en realidad son las consecuencias del modelo económico. En pocas palabras podemos hacer un resumen de la manera siguiente: esas empresas tuvieron que escoger un modelo económico”.

El investigador galo menciona que había tres modelos posibles: uno cooperativo, como el aplicado por Wikipedia; otro por suscripción, pero que limitaba en los años 90 el crecimiento de las plataformas; y el actual, parecido al de los medios de comunicación tradicionales, el de la publicidad (“Vamos a hacer que nuestros servicios sean gratuitos para que el mayor número de personas los puedan utilizar y nos vamos a financiar gracias a la publicidad”).

Así, los gigantes tecnológicos optaron por captar nuestra atención a través de estudiar nuestro comportamiento. Este especialista menciona que el reto en este sentido es impresionante, debido que asegura que son sólo nueve segundos el tiempo que dura la atención de las actuales generaciones antes de enfocarse en otra cosa, un segundo más que la memoria del pez rojo.

“A partir de ahí, el cerebro se desengancha y, para evitarlo, para mantener nuestra atención, las redes sociales, por ejemplo, envían nuevos estímulos, señales, alertas y recomendaciones de manera constante. Esto hace que vayamos de una cosa a otra de forma compulsiva”.

Este especialista francés apunta que la publicidad digital está basada en dos cosas: “En el tiempo que usted pasa en el medio de comunicación (cuanto más tiempo pasa en sus páginas, más tiempo está en contacto con la publicidad); y la utilización de los datos personales para tener la máxima eficiencia posible”. Y de ahí se desarrolla la economía de la atención digital.

Asegura que “en las redes sociales que conocemos la información que no se construye sobre una reacción emocional está en desventaja. Hay una desventaja sistémica para la información, y por eso el espacio público se ha polarizado como consecuencia de las redes sociales”.

Habla de tres posibles soluciones: una, salirse de las redes sociales para dejar de ser parte de este juego de polarización y desinformación; dos, negociar con las plataformas digitales que los medios de comunicación serios no estén en desventaja y tengan las mismas oportunidades de difundir la información cierta; y tres, que las redes sociales dejen de funcionar bajo el modelo actual.

Un debate muy interesante el que se está abriendo en torno del modelos de negocios de las redes sociales y sus implicaciones. Habrá que estar atento a su desarrollo y participar.