Ahora contra las universidades

Ahora contra las universidades, escribe Carlos Marín en #ElAsaltoALaRazón

Frenada por jueces la persecución de 31 foristas del Conacyt que la 4T pretende encarcelar por ilusoria delincuencia organizada, el presidente López Obrador abrió el jueves otro preocupante frente contra el conocimiento yéndose sobre universidades públicas y autónomas que supone mangoneadas por “mafias” y sugiriendo rebeliones para derrocar a las autoridades académicas.

El pretexto para el gratuito ataque fue el retorno a las aulas:

“¿Por qué se demoran en el regreso a clases? Está muy cómodo para quien está recibiendo su dinero y está en su casa y no corre ningún riesgo. ¿Nos vamos a acostumbrar a eso?”. Porque, “ya se vacunó a maestros y ya ha quedado de manifiesto que no hay riesgos para alumnos o no hay riesgos graves…”, opinó.

Le disgusta cómo esas instituciones eligen a sus directivos y utilizan los presupuestos, poniendo como ejemplo de hamponas a las universidades Nacional Autónoma de México y de Guadalajara, donde imagina movimientos de reforma para “que no haya privilegios arriba, no haya influyentismo, nepotismo, mafias, que son las que dominan en la asignación de cargos académicos”.

Desconocedor de los procesos internos, dijo que “hay muchísimos investigadores que quieren ascenso o aspiran a ser tomados en cuenta y no pasan porque existen estos grupos de poder en la UNAM…”.

Según él, “así como existen líderes charros –ya cada vez menos– en los sindicatos, así existen caciques que dominan en las universidades. Ellos ponen a los rectores, es lo más antidemocrático que puede haber, y manejan el presupuesto a sus anchas en forma discrecional”.

De la U de G citó al “señor Padilla, que no es el rector, es el que manda, para hablar en plata” (se refiere a Raúl, presidente de la prestigiosa Feria Internacional del Libro y la de Cine de Guadalajara, crítico de AMLO por sus embestidas contra escritores y periodistas y a quien el Sistema Público de Radiodifusión de CdMx -propiedad del Gobierno local- suele denostar como “enemigo” del Presidente).

El Sindicato de Personal Académico de la UNAM rechazó “que se diga que estamos muy cómodos en nuestras casas cobrando sin trabajar y sin correr riesgos” porque “hemos redoblado esfuerzos en nuestros cursos y en la asesoría a los estudiantes”. La vuelta presencial a clases es posible y segura, pero “bajo al menos dos condiciones: que el Gobierno garantice el esquema completo de vacunación de los jóvenes de 18 años en adelante, meta que hasta el momento no se cumple”.

Y la UNAM dejó claro: “El proceso para retornar a las actividades presenciales se lleva a cabo desde hace semanas (…). Se ha cumplido particularmente en casos en los que la asistencia física de estudiantes y docentes se hace indispensable”, pero la presencia del estudiantado seguirá siendo voluntaria. “La UNAM no se detuvo un solo día y, no obstante los enormes retos y desafíos, cumple cabalmente con las y los universitarios y con México, respetando la vida académica interna de la Universidad”.

Vida en la que AMLO no tiene derecho a entrometerse.