Distintos rezos de la misma Rosario

Distintos rezos de la misma Rosario, escribe Carlos Marín en #ElAsaltoALaRazón.

Mientras Guillermo Díaz de Cosío coincide con mi convicción de que Rosario Robles es presa política, otro lector, Mario López, opina todo lo contrario.

En la brevedad de su correo, el primero deja ver, sin mencionarlo, que no soporta al presidente Andrés Manuel López Obrador.

Escribe:

“Parece más una vendetta de gran capo sobre Rosario que otra cosa. 2021 le pesa.

Teme perder los 30 millones de votos y de paso la razón, que ya está en duda, de su capacidad para adaptarse al México de los otros datos en que vivimos”.

A Mario, en cambio, mi texto Sobrevivencia de una presa política “verdaderamente me sorprende”.

Y se explaya:

“Pareciera que de alguna forma justifica usted el saqueo de las arcas públicas.

Estimo que las personas que menciona, al igual que cualquier servidor público que delinque, debe ser procesado y sentenciado a cárcel.

En otras latitudes los ejecutan.

Es una de las conductas más detestables, más socorridas y enraizadas, más sencillas de cometer y más impunes.

Considero que no debe de importar si son ‘de conciencia’ o ‘presos políticos’.

Es lo de menos para que sean condenados, lo que también aplica si fue para su propio provecho o para el de otros.

Se trata del asalto a bienes comunes de los mexicanos y ofende a toda la sociedad, sobre todo a los que nos hemos cooperado (sic).

Lo que se está viendo es una faceta de la traición (que como usted recordará es el peor de los pecados) y eso es de lo que han dado muestra los servidores públicos que menciona.

“Se caen como fichas de dominó cuando se ‘descubre el pastel’ y ya no hay más remedio que el criterio de oportunidad.

Entonces, al grito de ‘¡vieja el último!’, se acusan unos a otros y, como pasa en los barcos que se empiezan a hundir, quienes corren y salen primero son las ratas.

“A Rosario Robles la veo particularmente corrupta y traidora (¿o se dice traicionera?) en más de cinco sentidos, especialmente por hacerse la ignorante, la que ‘yo no sabía nada’, actitud peculiarmente perversa (al igual que la de los Emilios Lozoya y Zebadúa).

Le vendieron la idea que estaba blindada, la aceptó y no le resultó.

Es lo malo de nombrar a personas que no solamente no sirven para la función pública sino que tampoco tienen los principios indispensables para gobernar.

Estúpidamente se sienten y convierten en dioses y diosas, mayores, menores o mínimos pero al fin deidades facultadas para el saqueo.

“Y me refiero a muchas décadas y gobiernos, incluyendo al actual. Mi experiencia es solamente que uno es peor que el otro (no excluyo a los privados que lucran con el erario).

No es nuevo el tema, ya son muchos años de vivir lo mismo, lo que incluye al revanchismo político y al uso de herramientas jurídicas para tal propósito.

“Bien visto, de seguir aplicando el criterio de oportunidad de la manera en que se está haciendo, la responsabilidad quedará solamente en el Presidente y de él a sus padres, y así hasta llegar a Moctezuma y Cortés…”.

Gulp.