El factor de beneficio social de la empresa

El autor es maestro en Derecho Fiscal y Contador Público Certificado. Consultor fiscal y de Negocios, Presidente del Colegio de Contadores Públicos de Sonora 2013- 2014, Catedrático en Universidad de Sonora.

Se suele identificar el concepto empresa con algo que se entiende como “entidad económica”, es decir, una suma de diversos elementos como lo son: los humanos, los financieros y materiales con el que se producen bienes y servicios que al ser adquiridos por sus clientes deberán generar ganancias a sus fundadores y, en una parte, a los empleados de la empresa.

El anterior concepto de empresa resulta muy limitado en la actualidad, toda vez que la empresa es una entidad que igualmente genera un impacto social, es decir, su objetivo no debe ajustarse únicamente a la obtención de utilidades o ganancias, sino a los beneficios que generará en la comunidad en la que se establece. En esta ocasión abordaré solo unos cuantos aspectos del amplio tema del beneficio social de las empresas.

Primeramente, podemos pensar que la generación de recursos vía contribuciones locales, estatales y federales tiene un impacto en la comunidad donde se establece la empresa, sin embargo, este aspecto no representa el beneficio principal generado por las compañías debido al deficiente esquema de retorno de los impuestos y demás contribuciones pagadas que en mayor parte son aprovechados en el ámbito federal. Un punto importante del impacto social benéfico es la generación del empleo, el cual ayuda a reducir la exclusión social y, por consiguiente, favorece el acceso a los servicios de salud, educación, vivienda, entre otros de carácter básico. Un trabajador que colabora en una empresa se vuelve un tema principal para esta ya que debe generar las condiciones económicas para que le sean cubiertos sus sueldos, su acceso a la seguridad social, al fondo de vivienda, así como los impuestos derivados de la relación laboral; además de la participación en las utilidades. Un ciudadano sin empleo es un asunto grave y urgente por resolver para la comunidad, su demanda de acceso a servicios básicos de salud, vivienda y alimentación se vuelven cosa pública, lo cual, ante la debilidad de las estructuras gubernamentales para atender una demanda creciente de estos servicios, crea un ambiente crítico y desalentador.

La empresa, además de sus impactos internos en el ámbito los beneficios sociales, puede convivir, para el logro de este tipo de objetivos, con organizaciones ciudadanas sin fines de lucro que realizan acciones ciudadanas en pro de la mejora de la comunidad; desafortunadamente, en la actualidad, carecemos de estímulos fiscales suficientes u otras ayudas gubernamentales que alienten esta convivencia entre organizaciones sin fines de lucro y las empresas, lo anterior, también, aunado, a la dificultad de mantener activa ante las autoridades fiscales a las organizaciones sin fines lucrativos.

Aquí debemos detectar un área de oportunidad para la adecuación de las actuales leyes que regulan las actividades de beneficencia a la sociedad.

Los nuevos enfoques del desarrollo de las empresas alientan la visión del empresario hacia los beneficios sociales lo que conlleva a plantear en éstas, desde su fundación o en su reorganización, objetivos de impacto de beneficio social, así como a crear estrategias en este sentido y buscar alianzas con organizaciones civiles; queda abierta un área de oportunidad que las estructuras gubernamentales y legislativas se sumen y coadyuven a las acciones civiles y empresariales.

El autor es maestro en Derecho Fiscal y Contador Público Certificado. Consultor fiscal y de Negocios, Presidente del Colegio de Contadores Públicos de Sonora 2013- 2014, Catedrático en Universidad de Sonora, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey CSN y Universidad Durango Santander. Miembro de la Red Hermosillo ¿Cómo Vamos?