Todos somos hijos de Chayanne

Las personas que nacimos alrededor los años 90 vivimos una situación complicada en muchos aspectos, ya sea por cuestiones laborales, económicas, de amor y desamor, pero lo que nadie se ha puesto a pensar con detenimiento es en que la mayoría compartimos al mismo padre: Chayanne.

Chayanne es el padre de todos, pero a la vez no es el padre de nadie. Es el padre de los que no tienen padre y el padre de los que sí tienen. Incluso tal vez fue causal de divorcio de muchas parejas, pero eso no me consta, porque según yo mis progenitores se separaron por otras razones.

Chayanne fue el sueño juvenil, señoril, maduril (y otros -ils que se les ocurra) de muchas mujeres a lo largo de su vida. Y aún, hoy en día, sigue siendo el sueño de muchísimas más. A veces me pregunto qué dirán los verdaderos hijos de Chayanne al enterarse de que su papá es tan codiciado, y que no solo es su padre, sino el de millones de hijos alrededor de América Latina.

Cuando era chiquita pensaba que mi mamá era la única obsesionada con él. Luego pensé que era algo de familia, porque mis tías se peleaban por él. Después me di cuenta de que era un fenómeno generacional, o algo así, de las mujeres que nacieron entre los 60 y los 70, de las que lo vieron crecer y convertirse en hombre, parece que era algo así como Luis Miguel versión Puerto Rico.

Mi impresión fue tal cuando descubrí que, de cada cinco personas que conocía, cuatro de ellas eran hijas de Chayanne. Y así como hay mamás que dicen que este señor es su novio, hay personas que decimos que este señor es nuestro papá.

¿Y cómo sé esto? Mis amigas de la primaria eran hijas de Chayanne. Mis amigas de la prepa eran hijas de Chayanne. Mis amigos de fiestas son hijos de Chayanne. Mis compañeros de trabajo también lo son. Personas en redes sociales que no conozco son hijos de Chayanne.

Señor Chayanne, ¿qué se siente tener tantos hijos reguereados por todo el continente?

La autora es licenciada en Lingüística y editora web en Expreso.