Previo al embarazo: nutrición, alimentación y salud

El autor es Dr. en Ciencias Nutricionales Director General de Cultura de la Nutrición, A.C.

Un tema de nutrición del que muy poco se habla es de la nutrición ANTES del embarazo. Hoy se sabe que la alimentación y la nutrición afectan la fertilidad por su influencia sobre el ambiente en el que se desarrollan tanto los óvulos como la esperma, y por su efecto sobre los niveles de las hormonas involucradas en el proceso reproductivo.

En el caso de la mujer, el consumo de nutrientes y la grasa corporal antes de la concepción también influyen sobre su salud durante el embarazo, y en el crecimiento y desarrollo fetal. Los factores nutricionales generalmente ejercen una influencia temporal sobre la fertilidad, que regresa a la normalidad al corregirse el problema de consumo.

La desnutrición puede tener un efecto negativo sobre la fertilidad, pero el mayor problema es la posible desnutrición crónica de  la madre, que puede resultar en el nacimiento de niños pequeños

y frágiles, cuya probabilidad de fallecer dentro del primer año de vida es alta.

La desnutrición crónica se presenta por deficiencias de la alimentación, en periodos de tiempo relativamente largos, como podría ser si se padece inseguridad alimentaria. Este concepto se  refiere a que la persona no tiene un acceso permanente, fluido, a los alimentos que le permitan un crecimiento y desarrollo de acuerdo a su potencial.

La inseguridad alimentaria está presente en el 22% de los hogares mexicanos, a nivel nacional, pero en el 28% de los del medio rural,  según la ENSANUT 2018-2019*. La Mortalidad Infantil es el número de niños que fallecen antes del primer año de vida, por cada mil nacidos vivos, y se usa como indicador de la salud poblacional de los países. En México el número es alto todavía, poco  más de 11, pero hace 20 años era más del doble. Muchos países tienen cinco o menos.

Los niveles excesivos o deficientes de grasa corporal, tanto en hombres como en mujeres se relacionan con una baja fertilidad. Esos niveles inadecuados provocan cambios en la concentración

de hormonas. En personas con sobrepeso aumentan los niveles  de lo que se llama “estrés oxidativo”, que puede provocar daños en óvulos y esperma y dañar su ADN, además de causar infertilidad.

En mujeres atletas jóvenes,  dependiendo de varios factores, se puede presentar retraso en la menarquia (aparición inicial el ciclo menstrual), debido principalmente a un déficit en su porcentaje de grasa corporal.

En las atletas adultas puede presentarse la interrupción temporal del ciclo menstrual o amenorrea. Una vez que se han restablecido los niveles de grasa corporal, deja de presentarse el retraso y las irregularidades del ciclo, con lo que se revierte la infertilidad.

Desde el punto de vista de la nutrición, es importante que la futura madre se prepare para llevar un embarazo a término y exitoso. Uno en el que los riesgos para la salud del futuro bebé estén disminuidos.

La evidencia científica apunta  que es importante reducir el estrés oxidativo que se mencionó anteriormente. Esta situación es perjudicial para los tejidos y el funcionamiento del organismo, por lo que es importante el consumo de antioxidantes en la forma de vitaminas y minerales.

Tanto para hombres como para mujeres, es importante consumir las vitamina A, C y E, selenio, zinc, así como los pigmentos antioxidantes en las frutas y las verduras de todos los colores: rojo, morado/ azul, amarillo/naranja, verde, y blanco.

En general, como parte integral de la preparación para el embarazo, las mujeres necesitan tener reservas adecuadas de hierro, ácido fólico y calcio. Pero es necesario que consulten a su

ginecólogo sobre la mejor manera de lograrlo, a partir de su situación particular, determinada mediante los estudios que en su opinión se requieran.

“Nutrición óptima = embarazo óptimo = bebé saludable”: SGM, 2021. *Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, 2018-2019.INSP, enero de 2020.

El autor es Dr. en Ciencias Nutricionales Director General de Cultura de la Nutrición, A.C.

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