A quien corresponda

La autora es licenciada en mercadotecnia, con certificación en semiótica de la imagen.

¿Por qué algunas personas se sienten con el derecho de discriminar, humillar o señalar a otro individuo? ¿Quién estableció la jerarquía? ¿Por qué en una sociedad de blancos son las personas

“diferentes” quienes deben de sufrir y arrastrarse por el camino que otro elige?

¿Por qué una persona con los párpados que lucen diferente a lo "normal" puede ser objeto de burla, de violencia? ¿Por qué son ellos los que deben de llorar? ¿Por qué son las personas de color quienes deben de sentirse avergonzadas por algo tan superficial como el color de su piel? ¿Por qué son ellos los que tienen que cubrirse? ¿Por qué son los homosexuales quienes deben odiarse a ellos mismos desde pequeños porque simplemente aman "diferente"?

¿Por qué son ellos los peligrosos, los salvajes, los que se "van al infierno"? ¿Por qué es una persona que se esconde y vive atormentada por los prejuicios y complejos de otros la que  está mal? Son los otros los peligrosos, son los otros los que propagan las acciones y la mentalidad “salvaje”.

¡Hay tantas personas en este mundo que se odian a sí mismas! ¡Hay tantos que no pueden ser libres! ¿Y por qué casi nadie se pone en su lugar? ¿Por qué es tan difícil amar, ser amable, empático

y respetuoso? ¿Alguna vez has pensado en cómo debe de ser despertarse por la mañana y sentir incomodidad, sentirse inseguro, con miedo, ‘incorrecto’? ¿Cómo debe de ser tener que escuchar insultos, recibir golpes y ser humillado por quien tenga ganas de reírse un rato solo porque eres de piel oscura, porque eres homosexual o porque tus párpados son rasgados?

Por Dios, hay tanta gente que sufre ¡solo por la forma de sus párpados! ¡Los párpados! ¿Qué daño le hacen al mundo? No entendiendo porqué el énfasis en estos grupos y la indiferencia hacia los agresores. Se escucha al blanco, se escucha al que tiene dinero, se escucha al que violenta.

No se les debe de comparar con animales, ¡qué atrevimiento! Un animal no es racista, no es clasista, no se siente cómodo con el sufrimiento del otro, un animal no alardea clase o educación mientras que momentos antes humilló a otro ser con el que comparte la vida, con el que está conectado.

Son los ‘raros’ los que van al infierno. ¿Cuál exactamente? ¿El infierno al que van los hombres malos cuando mueren o aquel en el que los hombres malos están con vida? ¿Llevar a otro individuo a vivir con miedo, robarle su confianza, empujarlo a lastimarse, a menospreciarse y a odiarse a sí mismo por existir? Cuanta crueldad.

Se nos olvida que nuestras vidas están entrelazadas: venimos del mismo punto de origen. Llamémoslo Dios, polvo de estrellas, ciencia, evolución o magia. Si regresamos a ese origen, a

aquellos que fueron primero y vamos siguiendo el mapa que se forma nos daremos cuenta que somos como las raíces de un árbol; tal vez parezcamos separados e individuales, pero estamos

conectados y desarrollados desde el mismo punto.

No voy a decir que somos iguales porque de ser así no estaría redactando esto o intentando llegar a sensibilizar algún corazón, intentando expandir una mente o intentando abrazar al que se

sienta identificado. No, no somos iguales... Somos materia que se cree individual y que prefiere ignorar el hecho de que somos un todo. "Mi historia es tu historia y tu historia es mi historia."

Esto me lleva a pensar en uno de los tantos mensajes de mis artistas preferidos: ámate a ti mismo, porque cuando te ames a ti, me amarás a mí.

La autora es licenciada en mercadotecnia, con certificación en semiótica de la imagen.

kassandraom97@gmail.com