¿El primer fraude electoral postrevolucionario? Bienvenido Plan de Guaymas

El autor es escritor e historiador

Durante la presidencia de Plutarco Elías Calles, en medio de la Guerra Cristera y la deuda externa con Estados Unidos, Obregón manifestó interés por obtener de nuevo la Presidencia. A pesar de la oposición de varios personajes callistas a la búsqueda de Obregón a la Presidencia de la República, como Luis N. Morones, en las elecciones federales de 1928 se eligió a Álvaro Obregón como presidente de México por segunda ocasión.

Muchos de los actos de violencia durante la presidencia de Calles fueron atribuidos a Obregón, entre ellos la Guerra Cristera y la persecución a los católicos, por lo que había un descontento general hacia el presidente recién electo. Fue asesinado antes de poder tomar el cargo en diciembre de 1928 por José de León Toral, ocupando Emilio Portes Gil el interinato.

Una vez convocadas y realizadas las nuevas elecciones, el 17 de noviembre de 1929 más de dos millones de votos le daban la victoria al candidato del Partido Nacional Revolucionario, Pascual Ortiz Rubio.

El perdedor, José Vasconcelos, convencido del apoyo de sus seguidores, argumentó un fraude electoral, además de denunciar que las urnas colocadas a lo largo y ancho del país eran custodiadas por gente del PNR, y eso sin contar que el número de votantes superaban el número de registrados de ciertas comunidades participantes.

Una vez exiliado, agarró coraje, fuerza y valor, llamando a toda la nación a la toma de armas y al desconocimiento de los resultados de dicha elección, promulgando así el Plan de Guaymas el 10 de diciembre de 1929. Durante su regreso a México, enfrentó encarcelamientos injustificados y la desaparición de partidarios.

Pese a ello, su campaña fue considerada exitosa y seria; perdiendo fuerza al ser reprimida por el Gobierno federal. Una vez puesto en libertad, huyó al extranjero permitiéndole dedicarse de lleno al análisis filosófico, adentrándose en los análisis del pensamiento filosófico hindú.

A pesar de los grandes esfuerzos, Ortiz Rubio fungió como Presidente de México hasta el 2 de septiembre de 1932, pasando así Vasconcelos a la historia como uno de los líderes democráticos de aquel entonces, siendo recordado en todo el país como un demócrata ejemplar, además de llenar de orgullo una vez más al heroico pueblo de Guaymas.

(Bibliografía: Instituto Nacional de Antropología e Historia).

El autor es escritor e historiador, estudiante de la Escuela de Derecho de la Universidad Unilíder.

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