Administración del tiempo

El autor es empresario independiente, Licenciado en Administración de Empresas, con Maestría en Negocios Internacionales.

Nada es fácil en la actualidad. Los cambios en todos los aspectos aparecen de forma repentina día a día, hemos cambiado hasta nuestra forma de comunicarnos y eso para las personas que ya encontraron la forma de hacerlo, porque a algunos todavía nos cuesta trabajo el cambio, pero es algo que llegó para quedarse y debemos aprender de eso, como siempre, hemos tratado de aprender de nuestros errores, aunque nos cueste un poco más de tiempo que a los demás.

Dentro de todos estos cambios está cómo administrar nuestro tiempo, personas que todavía están en home office y no establecen hora de entrada ni de salida, lo cual genera además un mayor  gasto en casa, que el tiempo invertido para nuestras labores empresariales se extienda considerablemente, o en su defecto, nos veamos tan desocupados que tomamos más obligaciones en la creencia de que porque estamos en casa tendremos más tiempo para llevar a cabo esta labor adicional, pero ¿realmente podemos hacer eso adicional, estamos realmente siendo productivos en nuestras obligaciones, o el recibir y enviar correos o WhatsApp es suficiente para seguir con nuestra labor de manera óptima?, ahora, para los que estamos ya en oficina y a pesar de los cambios en la forma de hacer las cosas pensamos que realmente somos eficientes, ¿realmente lo somos?

Veamos entonces qué es la administración del tiempo. Esta se concibe como la manera, la habilidad o la destreza de hacer que el uso de este recurso sirva para beneficio propio y el de

nuestro entorno social, considerado como la administración de sí mismo, ejerciendo un orden y planificación adecuada de las tareas y actividades, coordinadamente con las metas y objetivos

propuestos.

¿Qué consejos debemos tomar para hacer una correcta planificación del tiempo? Establecer metas y objetivos; identificar las prioridades; conocer herramientas habituales en torno a la

organización y planificación de actividades en razón del tiempo, por ejemplo, el uso de anotaciones, llevar una agenda diaria, etc; estar al tanto del ciclo de trabajo y adaptar a éste la planificación

de las tareas en tiempo concreto, escoger las estrategias más eficaces para alcanzar los objetivos y las metas propuestas dando mayor importancia a las prioritarias.

Ahora, ¿cómo podemos detectar una mala administración del tiempo o que estamos haciendo  mal? Bueno, aquí unos ejemplos: una mala planificación; el adquirir exceso de compromisos (nunca se debe comprometer con más tareas de las que puede cumplir ni intentar abarcar un área muy amplia de actividades); falta de instrucciones claras; la impuntualidad; postergación en la toma de decisiones importantes; confusión al detectar las prioridades; llamadas telefónicas improductivas o personales en horarios de trabajo; reuniones no planificadas o planificadas a destiempo; falta de delegación (delegar es una manera de compartir tareas y aprovechar el tiempo), entre algunas otras.

Cada uno de nosotros deberá analizar qué nos falta o qué debemos cambiar para eficientar el tiempo, y no sólo de forma laboral, también con nuestra familia, y estar en condiciones de ofrecerles más tiempo de calidad y no sólo cantidad.

El autor es empresario independiente, Licenciado en Administración de Empresas, con Maestría en Negocios Internacionales.

fsgalvez@prodigy.net.mx