México, un país del montón

El autor cursa la Licenciatura  en Economía en la Universidad de Sonora.

No existe motivo de celebración cuando las fuentes oficiales citan una “recuperación” en el PIB de México. En 2020 el PIB tuvo su caída más pronunciada en más de una década y cumplió el segundo año consecutivo en descenso.

Incluso antes de que la pandemia llegara, el Gobierno había mandado a la economía hacia una recesión. El Covid-19 solamente hizo peor las cosas. Para comparar, la economía mexicana se encogió 8.5% en el año pasado; Brasil, en contraste, se contrajo 4.5%. Las cifras de desempleo recién salidas del horno muestran un porcentaje del 4.4%. Una falta de apoyo fiscal para empresas

e individuos significará un 2021 difícil y de recuperación torpe y lenta para los mexicanos.

Las expectativas de crecimiento en la primera mitad del año han sido decimadas por los nuevos rebrotes de Covid-19 y una relajación de medidas de distanciamiento social.

Recordemos: Estos datos, aparentemente intangibles, son una abstracción de la realidad. Son empleos perdidos y todo lo que conlleva: vacaciones sin tomar, oportunidades empresariales que nunca existieron, momentos arrebatados, risas perdidas, medicamentos para los que ya no alcanzan o incluso peor.

Un efecto dominó de potencial de crecimiento ha sido destruido y nunca sabremos de lo que nos perdimos, incluso si los números del PIB se estabilizan en los próximos años. Sorprendentemente, los periódicos más importantes del país deciden ignorar esta agravante realidad, prefiriendo reportar en el circo mediático de ocurrencias que es la presente Administración.

Además, el consumir la información económica desde un lente superficial recalca el hecho de que la mayoría de las personas cuando leen de “recuperación” piensan en cómo estábamos antes del Covid.

En el mejor de los casos, el PIB volverá a un nivel prepandémico para el final del mandato del Presidente. Ya tomando en cuenta la incertidumbre que trae consigo el actual Gobierno mi imaginación se torna más negra.

Se entiende que la recuperación no es homogénea (cada sector se comporta de manera diferente), pero la falta de claridad de un plan de apoyo, alguna clase de guía o algo con un nivel mayor de complejidad que el “¡Quédate en casa!”, elude a los mexicanos. Ahora que la humanidad está viviendo un punto de transición a algo nuevo como no se ha visto desde el colapso del modelo feudalista hacia una sociedad capitalista, las naciones necesitan tener sus pies plantados firmemente en la tierra para colaborar con la ciudadanía para así sacar adelante al mundo.

Desafortunadamente, esto no sucede ni siquiera en las supuestas naciones avanzadas. México es entonces una víctima más de los que realmente controlan el mundo, aprovechándose de naciones ineptas, indefensas y ciegas. México, con tanto potencial, comienza casi formalmente a ser lo que llevaba décadas prometiendo: un país más del montón.

El autor cursa la Licenciatura  en Economía en la Universidad de Sonora.