La voz de Álvaro se apagó

El autor es licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestro en Tecnología Educativa.

Tuvo que abandonar su cuerpo para transitar por los caminos de la vida eterna para conocer la magnitud de su grandeza y de lo que en vida sembró. Juan Álvaro Miranda Alvarado murió para empezar a vivir en los recuerdos de su familia y amigos que evocan los tiempos compartidos con él en el pueblo de madera y en la comunidad salinera.

¡Que injusta situación! pero el llamado del Señor así lo quiso, y sólo la fe da fuerza para proseguir el camino.

Hay golpes en la vida que nunca terminan de doler. Partidas inesperadas sin despido que dejan un alma dolida que habla de lo vulnerable que somos. Se nos fue el líder sindical, declamador, bohemio y el hacedor de amigos, falleció el 19 de enero en Guerrero Negro, cuyo pueblo lo acogió; y no sorprende su querencia en la comunidad porque si alguien tenía el don de la amistad era Álvaro.

Juan Álvaro nació el 14 de marzo de 1966 en Santa Rosalía BCS, hijo de Leonel Miranda Aguilar y de Ramona Alvarado Piñuelas. Cursó la primaria en la escuela ‘Benito Juárez’, la secundaria en

la ‘Manuel F. Montoya’ y egresó de la preparatoria ‘Hermanos Flores Magón’ en la generación 1981-1984.

Desde joven destacó en actividades artísticas a través de la oratoria y declamación cuya voz se hacía presente en los eventos más importantes del puerto minero.

Álvaro proviene de cuna de oradores como lo fue su tío Álvaro Alvarado Piñuelas, quien también se caracterizó por su activismo cultural y su memorable voz de trueno.

Álvaro Miranda era de una personalidad abierta y carismática que lo llevó a sumar amistades y a desarrollar un liderazgo en la sociedad. Emigró en 1985 a Guerrero Negro a trabajar en la empresa salinera como soldador, oficio que aprendió de su señor padre, Leonel Miranda, quien perteneció a esa casta de técnicos formados en la alta escuela de la Compañía el Boleo.

Álvaro heredó de su padre además el oficio su vocación social, ya que el señor Leonel se distinguió por su liderazgo en la población de Santa Rosalía.

En los talleres de la empresa exportadora de sal, Álvaro comenzó a darse a conocer por el buen desempeño en el trabajo y pronto destacó por su carisma, empatía y liderazgo que lo llevó a ser Secretario General del Sindicato Salinero durante el periodo 2012-2016.

Juan Álvaro Miranda Alvarado se caracterizó por ser un líder responsable, valiente y abierto a la negociación, anteponiendo siempre los intereses de los trabajadores.

Abogó con pasión por los obreros y alzó la voz contra la desigualdad, luchó para que la comunidad de Guerrero Negro contara con servicios públicos de primera y mejores condiciones de vida a la altura del prestigio de la salinera más grande del mundo.

El pasado 19 de enero se apagó la voz de un líder, el Sindicato Salinero, la comunidad de Guerrero Negro y el pueblo natal de Álvaro están de luto. Se ha ido el padre, abuelo, líder, declamador y el amigo.

Juan Álvaro Miranda Alvarado se fue con su poesía y bien timbrada voz a declamar en el espacio celestial para deleitar los oídos de quienes gozan la paz eterna.