Adolescentes: alimentación, nutrición y salud

El autor es Dr. en Ciencias Nutricionales Director General de Cultura de la Nutrición, A.C.

En la colaboración anterior inicié una serie sobre “alimentación y nutrición en el ciclo de la vida”, con el tema de adultos mayores. En orden cronológico seguirían los adultos. Sin embargo, debido a peticiones que he recibido, en estas dos contribuciones hablaremos de los adolescentes.

Podemos enmarcar la adolescencia como el periodo que va desde el inicio de la pubertad hasta que termina la etapa de crecimiento. Es difícil establecer edades específicas porque éstas varían de manera individual, y más bien se manejan rangos de edad: desde los 11 hasta los 21 años, aproximadamente.

La cantidad y magnitud de cambios que se producen en los adolescentes son amplios: se presentan cambios biológicos, cambios emocionales, cambios cognitivos y cambios sociales. En la adolescencia se llevan a cabo procesos de maduración física, emocional y cognitiva, en los que intervienen una variedad amplia de procesos.

Aunque muchos adultos no logran comprender a estos jóvenes, la verdad es que muchos de ellos se ven abrumados por su situación cambiante; a los cambios físicos se añade la búsqueda de su identidad como individuos, inmersos en una sociedad que muchas veces no los entiende.

Lo que les sucede es similar a lo que pasa en las primeras etapas de la vida (toda proporción guarda-da); así como los niños empiezan a explorar el mundo que les rodea cuando dan sus primeros pasos, así los adolescentes, que recién han concluido su etapa de niños, dan sus primeros pasos adoptando un papel social más complejo.

Para los adolescentes empieza el desarrollo de una personalidad propia, que los va a definir como individuos. Están en el proceso de integrar su propio sistema de valores, separado del de sus familiares, a la vez que batallan por lograr su independencia.

Todos estos cambios asociados con la adolescencia, biológicos, sicosociales y cognitivos, tienen un impacto en su alimentación y nutrición, que adquiere ciertas características.

Los cambios incluyen un crecimiento y desarrollo muy rápidos, que aumentan de manera importante su necesidad de nutrientes, particularmente energía y proteínas, pero también, y consecuentemente, de vitaminas y minerales.

El marco en que esto sucede se caracteriza no solo por una lucha hacia su independencia, característica de esta etapa de la vida, sino también por la posible integración de modelos a seguir, como parte de esta lucha, en el marco de una sociedad cada día más compleja.

Muchos de estos jóvenes desarrollan conductas poco saludables, como la adopción constante de “dietas”, irregularidad en sus patrones de alimentación, el uso de diversos tipos de suplementos, la adopción de dietas de moda.

Los adolescentes presentan un reto para los profesionales de la salud, pero a la vez es una etapa de oportunidad para promover el cambio hacia conductas más saludables, que se están construyendo para la etapa del individuo adulto.

El trabajo de educación nutricional, aunque difícil en esta etapa, puede tener como recompensa la adopción de conductas positivas hacia mejores estilos de vida, que incluyen prácticas de alimentación saludables y la participación en actividad física y deportes, tanto a nivel competitivo como recreativo.

Lograr esto representaría que se consiga incorporar los fundamentos necesarios para el tránsito hacia la edad adulta, en mejores condiciones para el mantenimiento de la salud. De hecho, los hábitos que se desarrollan en esta etapa serán decisivos para el posible desarrollo de enfermedades no trasmisibles, llamadas crónicas, en la edad adulta. Problemas como diabetes, hipertensión y cáncer se presentarán en mayor o menor medida en esa siguiente etapa del ciclo de la vida, dependiendo de los hábitos desarrollados en la adolescencia. A esas enfermedades todavía se podrían agregar conductas potencialmente dañinas relacionadas con el consumo excesivo de alcohol u otras drogas, y otras, ya en la edad adulta.

“Los buenos hábitos formados en la juventud marcan la diferencia”: Aristóteles.