Parte de la expedición filibustera de Walker en el noroeste de México

El autor es escritor e historiador. Estudiante de la Escuela de Derecho de la Universidad Unilíder.

Durante los primeros y helados días de 1853, arribó de forma sorpresiva al inigualable puerto de Guaymas un filibustero que respondía al nombre William Walker. Éste dio quehacer a las autoridades locales con motivo de algunas expresiones sediciosas que vertió en relación con sus tendencias de invasión y de conquista. Regresó a su territorio y en octubre embarcó en San Francisco, con más de 50 aventureros en la barca “Carolina”… ¿Su destino? México.

Una vez ya en altamar, el día 16 de octubre procedió a armar a sus compañeros de viaje, y se auto nombró Gobernador de Sonora y expresó que aquel día sería memorable en el concierto de las naciones civilizadas. Pretendió también proclamar almirante de la Marina al comandante Snow. Llegó a la bahía de Pichilingüe, Baja California, aparentando una conducta pacífica y, cuando ya había obtenido informes sobre los elementos de defensa con que contaban las autoridades, desembarcó en La Paz un 3 de noviembre; de forma casi inmediata y sensata aprehendió al coronel Rafael Espinosa, mandó arriar el pabellón mexicano y enarbolar otro de dos cintas coloradas y una blanca y ejecutó la proclamación de la “República de Sonora y Baja California” de la que había de ser presidente. Arremangaron con la aduana y particulares.

El día 6 entró a la bahía el paquebot “Neptuno” llevando al nuevo jefe político del territorio, coronel Juan Clímaco Rebolledo, a quien Walker mandó aprehender y lo remitió a bordo del “Carolina”. El 7 llegó el comandante militar interino con algunas fuerzas, atacó a los filibusteros, causándoles 4 muertos y 7 heridos, y los obligó a abandonar la población yendo a refugiarse al Cabo San Lucas. Ahí proclamó a este lugar capital y el 29 se embarcaron con destino a Ensenada. El capitán Francisco del Castillo Negrete derrotó a una fracción de los invasores, haciéndoles 3 muertos, y los obligó a retirarse rumbo al norte. Los coroneles Espinosa y Rebolledo, quienes seguían prisioneros, se ganaron al contramaestre de la barca, levaron anclas en dirección al sur, tocaron San Lucas recobrando los archivos que habían sido substraídos de la capital, y prosiguieron rumbo a La Paz. Walker y sus hombres en la región de Ensenada vivieron del apoderamiento ilegítimo y organizaron un simulacro de gobierno donde figuraba como vicepresidente Walkins Enel y Fred Emord como Secretario de Estado.

Aunque todo pudiese haber parecido perfecto, tarde que temprano la miseria acabó por apoderarse de los filibusteros y se dirigieron al norte en busca de recursos pecuniarios. El 8 de mayo de 1854 el jefe invasor, con una partida de aventureros, atravesó la línea divisoria en dirección a San Diego, seguido de cerca por 40 voluntarios mexicanos. Fue entonces cuando decidieron buscar asilo en territorio americano. Poco después fue consignado a la corte de San Francisco y absuelto en atención a que las fechorías que había cometido no habían ocurrido en jurisdicción de Estados Unidos de América y la expresada Suprema Corte carecía de facultades para conocer de ellas.