La Alameda

El autor es Escritor e Historiador Estudiante de la Escuela de Derecho de la Universidad Unilíder.

En 1780 la actual Hermosillo, tenía por nombre San Pedro de la Conquista del Pitic, aunque ya era nombrada y conocida como Villa del Pitic.

Durante aquellos años, las autoridades españolas desmontaron y asearon un terreno de alrededor de 70 hectáreas, entonces ubicado al oriente de la villa, donde por cierto, se decidió aprovechar el paso de aquel reguero para el cultivo de abundantes fresnos, álamos, eucaliptos y cítricos.

Transcurrió una centuria para que el Gobierno estatal decidiera que La Alameda, como solía llamarse aquel hermoso lugar, debía ser un espacio donde los hermosillenses pudiesen convivir, con árboles de sombra, de ornato y de flores, pero sobre todo, los tan comunes naranjos.

El Gobierno de don Ramón Corral fue demasiado modélico para nuestra ciudad, pues dispuso diversas bonificaciones para La Alameda y en su tiempo fue uno de los mejores paseos urbanos de la Costa del Pacífico.

Para sumar mejoras al lugar, varias personas pudientes de la ciudad, aportaron recursos monetarios para la construcción de tres nuevos arcos, mismos que fueron inaugurados el 15 de septiembre de 1900.

En 1901, por clamor ciudadano, el parque La Alameda fue rebautizada bajo el nombre de “Parque Ramón Corral”, y a partir de esa fecha, fue digno de un trato especial de las autoridades, tanto municipales como estatales.

Durante el siglo XX el macadam era lo más conveniente para revestir caminos y calles; su aplicación fue popular principalmente en el Territorio de Arizona y desde aquella región Rafael Izábal contrató a un ingeniero norteamericano, con el motivo de realizar mejoras en las callecillas de dicho parque.

Hasta 1911 el parque tuvo la más esmerada atención, sin embargo, a partir de ese año fue abandonado en su mayoría. Los gobiernos en turno posterior al porfiriato, no querían relacionarse con ninguna edificación construida durante aquel régimen.

Por ello, el 26 de mayo de ese año, un grupo de ciudadanos desfiló por la hoy Calle Serdán al grito de “mueran don Luis Torres y Ramón Corral” y viva Madero; esto debido a que el día anterior don Porfirio Díaz había presentado su renuncia como Presidente de México.

Al llegar al Parque Corral, los cívicos que festejaban la caída del régimen tuxtepecano, borraron las letras del nombre de aquel lugar, colocando a su vez un juego de letras que al leerlas daban el nombre hacia el parque como “Parque Francisco I. Madero”; siendo reconocido de manera oficial el 15 de septiembre del mismo año.

En 1932 durante el mandato de Rodolfo Elías Calles, se giró la orden de desmantelar los tres arcos, modernizándolo en lo más hermoso que había en la Costa del Pacífico, construyendo además La Casa del Pueblo y un lago artificial.

No obstante, a mediados de los años 40 el lago fue desecado bajo el argumento de que los moscos provocaron un brote de paludismo en la ciudad.

Asimismo, a mediados de los años 70, durante el mandato del exgobernador Faustino Félix Serna, se demolieron las instalaciones de la Casa del Pueblo y del estadio ‘Fernando M. Ortiz’ para construir en esa área el actual Parque Infantil.

Desde esa década y hasta el año 2012, el parque permaneció prácticamente intacto, pues el entonces Gobierno municipal, a cargo del Lic. Javier Gándara Magaña, realizó una remodelación al “Parque Francisco I. Madero”, invirtiendo alrededor de 40 millones de pesos.

El autor es Escritor e Historiador Estudiante de la Escuela de Derecho de la Universidad Unilíder.

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