Cuando se fumaba en todas partes

El autor es productor de radio y televisión.

Hará cosa de unos 25 años, a mediados de los noventa, las regulaciones de salud sobre el hábito de fumar en lugares públicos, no eran exigentes como lo son hoy en día.

Convivíamos con los fumadores, de una manera habitual.

Se permitía fumar en las oficinas, en los restaurantes y en otros sitios de concentración pública.

De hecho en los aviones se contaba con ciertas filas de asientos asignadas a quienes querían ir fumando durante el viaje; hoy ni soñarlo.

Era común en nuestros tiempos de juventud, ir a un antro y salir de él, con un olor penetrante a cigarro, de hecho ese olor era parte del ambiente que se sentía en el lugar, si había mucho humo, la fiesta estaba a todo lo que daba.

La gente fumaba en tu cara, literalmente, a nadie le preocupaba lo que hoy se conoce como una “sana distancia” entre fumadores activos y pasivos.

En un viaje al pasado, podemos ver imágenes del recuerdo en la televisión y el cine, donde era común ver a los conductores de los programas, hombres y mujeres, con cigarro en mano, apareciendo ante las cámaras sin ningún problema.

En el cine ni se diga, fumar era parte de la personalidad de muchos de los personajes de la pantalla grande.

No sucedía nada y no se les tomaba como ejemplo.

Los años ochenta fueron el inicio de las regulaciones en el consumo del tabaco en los medios de comunicación, todo ese proceso en pos de evitar el consumo y proteger a los no fumadores, llevó al menos una década, poder darle forma en nuestro país.

Fueron años en los que hubo posiciones a favor y en contra hacia las nuevas leyes de salud y se puede considerar como “la nueva realidad para los fumadores”.

Como parte de las leyes de salud, las cajetillas aparecían con leyendas e ilustraciones que “incitaban” a inhibir el consumo de tabaco.

Se prohibió la venta de los mismos a menores de edad.

Antes era común que siendo niños, íbamos a comprar los cigarros a nuestros papás, amigos o familiares.

Eso ahora es penado si se sorprende a un comercio vendiendo cigarros, o cualquier tipo de tabaco, a un menor de edad.

A pesar de todo lo anterior, según datos de la Encuesta sobre Tabaquismo en Jóvenes aplicada en el país, al menos el 37% de los adolescentes fumadores entre las edades de 13 y 15 años, consiguen comprar los cigarros en las tiendas.

Aún con sus defectos, las leyes de salud han creado, por lo menos, una nueva forma de afrontar a los fumadores; ya nos protegemos más de ellos.

Pero falta mucho por hacer.