Mal precedente la masacre en El Paso

A estas alturas ya no sabemos dónde se está más seguro, si en el violento México o en el país vecino del norte donde una vez más se produjo un sangriento tiroteo con dos agravantes: se perpetró en una abarrotada tienda Walmart y el objetivo fue ejecutar a inmigrantes hispanos.

Patrick Crusius, un joven de 21 años hijo de padres divorciados y con evidentes traumas psicológicos, viajó diez horas desde su casa ubicada en un suburbio de Dallas, Texas, para consumar su espantosa fechoría en El Paso poco antes de las diez de la mañana.

Crusius es un supremacista blanco a quien le atribuyen la publicación de un manifiesto con expresiones de odio contra mexicanos e hispanos, horas antes del atentado en el portal de internet 8chan.

El escrito fue supuestamente difundido “en respuesta a la invasión de hispanos en Texas” y critica la “mezcla de razas” y a quienes “odian nuestros valores colectivos”. Según la cadena ABC, Crusius declaró que su meta “era matar tantos mexicanos como fuera posible”.

Lamentablemente el criminal seleccionó muy bien su objetivo al irrumpir en una tienda fronteriza popular y en un sábado por la mañana cuando miles de mexicanos de Ciudad Juárez realizaban sus compras en las vísperas del regreso a clases.

Que recordemos, la tragedia de El Paso en donde fueron acribilladas 22 personas, entre ellas ocho mexicanos, es el peor ataque cometido en Estados Unidos en contra de mexicanos e hispanos.

Es alentador que las autoridades mexicanas, tanto el presidente López Obrador como el canciller Marcelo Ebrard, hayan actuado pronto para solidarizarse y atender a los heridos y a las familias de los mexicanos victimados.

No creemos que sea necesario pedir la extradición del homicida porque es de esperarse que recibirá un juicio imparcial y expedito, además por las leyes de Texas seguramente concluirá en la sentencia de pena de muerte.

El presidente Trump condenó los tiroteos, tanto el de El Paso como el ocurrido un día después en Dayton, Ohio, donde un joven solitario mató a nueve personas en otro aparente crimen de odio, pero no contra inmigrantes hispanos.

El mandatario norteamericano llamó a los demócratas y republicanos a realizar cambios legales para un mayor control de armas, en un país donde la Constitución permite a los mayores de 21 años adquirir y portar armas de diversos calibre sin grandes requisitos.

Como ha sucedido con esta racha de tiroteos que sufre Estados Unidos durante los últimos años, se presentarán miles de propuestas para acabar con tan graves atentados de tipo racial que han afectado a latinos, negros, judíos, musulmanes, entre otras comunidades.

El problema es por demás complejo y resulta evidente que no bastará con aumentar los requisitos en la venta de armas para exterminarlo. En México está muy regulada la adquisición de las armas, sin embargo los delincuentes encuentran la manera para obtenerlas.

Todo indica que estas horrorosas tragedias se originan en la desintegración familiar que viven miles de norteamericanos aunado a la excesiva divulgación de la violencia que por décadas han realizado el cine, la televisión, los videojuegos y más recientemente las redes sociales.

Lo más grave para México y en general para las naciones latinoamericanas será que el odio racista de personas trastornadas como Patrick Crusius se repita en nuevos ataques inmisericordes contra personas pacíficas e inocentes.

Será por demás conveniente que la comunidad hispana que vive en Estados Unidos y en las ciudades fronterizas mexicanas no se quede callada y exprese con determinación y coraje su indignación ante esta escalada racista que el pasado sábado cobró 22 vidas.

Trump y los políticos con orientación segregacionista están hoy más que nunca obligados a moderar sus expresiones y darse cuenta que una crítica en contra de minorías puede convertirse en un ataque sangriento y mortal.

Noticia final...
Se soltó el diablo en Hermosillo el pasado fin de semana con una serie de ejecuciones en lugares públicos que incluyó restaurantes y bulevares además de la muerte de un oficial de la policía municipal... Y ni modo de echarle la culpa en esta ocasión a la Guardia Nacional que todavía no calienta asiento en la capital sonorense.

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