Ramiro Grajeda busca pagar la universidad con su talento
Ramiro Grajeda es un estudiante del Instituto Tecnológico de Sonora que aprovecha sus dones artísticos para recaudar fondos que le ayuden a cubrir las colegiaturas de la universidad.
CIUDAD OBREGÓN, SON.- Pese que la pandemia obligó a miles de jóvenes estudiantes de nivel superior a quedarse desde casa recibiendo clases en línea, las universidades siguen cobrando sus colegiaturas como si se estuvieran dando presencialmente, lo que ha provocado que muchos estudiantes busquen otros métodos para pagar sus estudios.
Es el caso de Ramiro Grajeda, un estudiante de Ingeniería Electrónica del Instituto Tecnológico de Sonora que aprovecha sus dones artísticos para recaudar fondos que le ayuden a cubrir los gastos de colegiaturas de la universidad.
El joven de 19 años, originario de Ciudad Obregón y vecino de la colonia Paseo Alameda, es un virtuoso de la música, quien desde que inició la pandemia tomó la decisión de solventar sus gastos propios compartiendo por las calles del centro de la ciudad, lo que más ama hacer: tocar melodías en su violín.
Al joven Ramiro ya es una costumbre verlo en cruceros como el de la calle Miguel Alemán y Galeana, donde los espectadores se reúnen a su alrededor a deleitarse con las alegres piezas que ejecuta a la vez que dejan sus donativos caer en el estuche del violín, donde el joven mantiene un pequeño anuncio indicando: “Ayúdame a seguir en la universidad”.
Al respecto, el artista callejero mencionó: “Yo empecé hace dos años. Fue en el 2018 que iba a ser 10 de Mayo, y mi mamá me pidió un regalo bien y yo no tenía dinero, dije de dónde saco. Entonces, yo tengo un amigo que también toca violín y que ya tocaba en el centro; le pregunté cómo le hacía y qué canciones, yo ya me sabía las canciones; dije fierro y me aventuré”.
Al darse cuenta de que recibía el apoyo de la comunidad, se permitió costearle el regalo de Día de las Madres a su sacrosanta, por lo que se tomó muy enserio el seguir haciendo lo que más le apasiona en las calles del centro de Ciudad Obregón.
Ramiro practica dos horas diarias su repertorio. Los horarios los combina entre los ensayos de la orquesta de la que forma parte y sus clases virtuales.
“Me quedo tocando máximo una hora y media, porque a como me quedó el horario en la universidad es ir, tocar y regresarme a clases y seguir haciendo tareas”, finalizó.