"Préstame a tu hijo"; "emplean" a menores para deshacerse de cuerpos en Miguel Alemán

Personas confirmaron que sujetos con restos de sangre en su ropa o manos solicitan “chalanes” para deshacerse de los restos de las personas que “levantan”, pero no ahondaron en detalles por miedo.

HERMOSILLO, SON.-Préstame a tu hijo para que me ayude con un trabajo”, mencionó aquel hombre que estaba bañado en sangre a una mujer residente del poblado Miguel Alemán.

Sin decir nada la mujer se alejó pues el “trabajo” para el que querían a su hijo de 11 años era el de desaparecer personas.

Los “levantones” en el Poblado Miguel Alemán pasan desapercibidos, pues las carencias son tales que los familiares y personas cercanas a los desaparecidos no cuentan con los conocimientos para interponer una denuncia, dinero para trasladarse a ponerla y en los casos más extremos, los familiares no hablan español, no saben leer ni escribir e incluso no cuentan con teléfono o fotografías de la víctima.

Además, las historias que las personas de esa localidad cuentan, parecen sacadas de un cuento de terror, pues afirman que es común ver a sujetos ensangrentados que ofrecen pago a los más jóvenes para que los ayuden en la labor de la privación ilegal de la libertad.

 

¡Vinieron las buscadoras!

 

La mañana del domingo miembros de un Colectivo de Búsqueda localizaron los restos calcinados de una persona, que a decir de quien dio el “punto” se trata de un muchacho que rondaba los años. No dio el nombre, pero sí dijo “que andaba pasándose de lanza”, sin especificar lo que significa la frase.

Mientras las cuatro mujeres trabajaban al interior de un cuarto en obra negra sin hacer ruido, los ojos de mujeres, hombres, niñas, niños y jóvenes, comenzaron a juntarse en la esquina de las calles Río Muerto y Plutarco Elías Calles.

Sin saber que lo que iban encontrando y nombrando era escuchado por los oídos de afuera, ellas seguían paleando y sacando huesos calcinados, ropa, tenis, la cacha de un arma, un celular siniestrado y más.

Poco a poco se corrió la voz del hallazgo y el público creció. Propios y extraños estaban afuera, algunas mujeres llegaron a la zona llorando desesperadas por ver y reconocer las ropas, lastimadas en lo más profundo de su ser, pues sea como sea les lastima la ausencia de sus familiares.

"¡Vinieron las buscadoras!, ¡tráiganles agua!", se oía comentar entre los mirones en el poblado Miguel Alemán, pues ellos no habían visto que algún colectivo acudiera a los llamados que de manera insistente hacen de boca en boca.

Ando buscando a mi hijo. Se lo llevaron de las maquinitas. Tiene 17 años, él es el único que me veía”, dijo doña Sara, cuyo rostro está curtido por el trabajo en el campo, la desnutrición y la tristeza de llorar todos los días desde hace más de un mes.

La señora se acercó como muchas a ver la ropa que salía y aunque no la reconoció, lloraba al ver que en un chaleco se notaban las manchas marrones y el aroma a fierro que deja la sangre en el olfato.

Mientras más personas confirmaron cómo sujetos con restos de sangre en su ropa o manos solicitan “chalanes” para deshacerse de los restos de las personas que “levantan”, pero no ahondan en detalles, el miedo les paraliza el cuerpo.

Sin embargo, la labor por la que ofrecen el pago es para “deshacerse” de los cuerpos de personas, ya sea a través de la incineración o simplemente ir a tirarlos y/o enterrarlos en las inmediaciones para jamás volver a saber de ellos.

Las familias del Poblado Miguel Alemán viven con miedo, buscan la esperanza de que alguien les voltee a ver y les ayude a buscarlos y encontrarlos en un sin fin de kilómetros de monte o en el interior de casas donde es secreto a voces que hay alguien enterrado.