Mariposario de Cócorit: Un proyecto para salvar la polilla Cuatro Espejos

El Mariposario Baisebolim Toosa muy pronto se podría convertir en una Unidad de Manejo Animal para Conservación de la Vida Silvestre (UMA) y hacer liberaciones de esta mariposa nocturna a su entorno natural.

Lo que inició como un proyecto para la preservación de la polilla cuatro espejos en Ciudad Obregón, con la construcción del Mariposario de Cócorit “Baisebolim Toosa”, muy pronto se podría convertir en una Unidad de Manejo Animal para Conservación de la Vida Silvestre (UMA) y hacer liberaciones de esta mariposa nocturna a su entorno natural.

El Mariposario "Baisebolim Toosa" en Cócorit pertenece al Centro Cultural Yo’o Joara, el cual fue habilitado en el 2018, como una alternativa para la preservación de este lepidóptero, que desde hace algunos años permanece en peligro de extinción.

Hace cinco años, este proyecto inició con la donación de 240 orugas en fase avanzada al centro cultural, que poco a poco se habilitó para la construcción de un invernadero para su reproducción in vitro y un laboratorio especializado para mejora genética de la especie.

Martín Ulises Sarabia Méndez, encargado del mariposario, explicó que este proyecto nació como alternativa para preservación de la mariposa, de cuyos capullos se elaboran los tenábaris, parte de la indumentaria utilizada en la danza del venado y pascola.

Polilla cuatro espejos

La polilla cuatro espejos es un lepidóptero, que pertenece la familia de las saturninas, es decir, mariposas de grandes dimensiones y con alas decoradas con dibujos simétricos y en colores marrones, café, morados o ya muy oscuros.

Esta mariposa nocturna es una de las principales en todo el país y en el caso de Sonora, se concentra desde la costa de Hermosillo hasta la parte norte de Sinaloa, pues habita principalmente en ecosistemas cercanos al mar.

El especialista mencionó que desde hace algunos años, las poblaciones de esta polilla empezaron a disminuir, debido a que algunos comerciantes recolectaban los capullos cuando la mariposa aún se encontraba en proceso de metamorfosis, cortando así su proceso de reproducción y la posibilidad que nacieran más especies.

“Nuestro principal objetivo es la reproducción para después poder reincorporarla al hábitat, pero también nuestro propósito es obtener estos capullos y donarlos a los danzantes tradicionales para que puedan realizar los tenábaris, que es parte de la indumentaria de los pueblos originarios”, agregó.  

Hasta ahora, dijo, sólo se ha logrado hacer una donación de capullos de manera formal a los artesanos, pues para la elaboración de un tenábari, como mínimo, se ocupan 3 mil crisálidas.

Cambio climático

Aunque en Cajeme, la humedad no es tan alta como en zonas de Sinaloa, donde la polilla se reproduce más rápido, en el invernadero donde se cuenta con más de 200 plantas de sangregado, el único arbusto de donde se alimenta la mariposa. Su adaptabilidad ha sido buena y se ha logrado que con la reproducción en el laboratorio se obtengan capullos más grandes y fuertes para la elaboración de los tenábaris.

Sin embargo, para las mariposas que se encuentran en vida silvestre, cada vez es más difícil lograr su reproducción, pues las sequías recurrentes y la falta de alimento ocasionan que cada vez las poblaciones sean mucho menores.

Tal ha sido el caso de este 2023, donde la sólo se han reproducido 500 mariposas y obtenido 36 capullos, lo que representa una disminución del 98 por ciento, con relación al ciclo anterior.

Sarabia Méndez indicó que el tiempo idóneo para la cópula de las mariposas es durante el verano, cuando se presentan las lluvias, pero en este periodo debido a la ausencia de ellas, la reproducción no fue buena.

“El tiempo en que una oruga puede permanecer adentro del capullo antes de salir es variable, pues hay datos en donde rompen la crisálida en un mes y otros que han estado hasta dos años en su interior”, explicó.

Importancia ancestral

El promotor cultural externó que la labor al interior del mariposario es importante y que se suma a la lucha que hacen los otros centros como de Bahía de Kino y Los Mochis.

Además, a través de las visitas guiadas el centro, permiten enseñar a las personas a identificar cuáles son las orugas, cómo se deben cuidar e incluso cómo se pueden donar al mismo centro en caso de detectarlas en vida silvestre.