Crece la adicción al juego entre los nogalenses
La adicción al juego puede tener consecuencias devastadoras en la vida de las personas y sus familias, según expertos.
La ludopatía se ha convertido en un problema creciente en Nogales desde la llegada de los casinos en la ciudad. Aunque inicialmente se vio como una forma de diversión para la comunidad, la realidad es que muchos usuarios han caído en la adicción al juego, convirtiendo su vida en una pesadilla.
Según testimonios de personas que han sido afectadas por la ludopatía, la situación es alarmante. María de la Luz López, una de las personas que compartió su experiencia, reveló que inició jugando hace seis años y ya ha perdido su carro y una casita que tenía, con la esperanza de ganar algo en el casino.
La ludopatía es una adicción que puede tener consecuencias devastadoras en la vida de las personas y sus familias. La pérdida de propiedades, la deuda y la depresión son sólo algunas de las consecuencias que pueden surgir de esta adicción.
Por otro lado, la experiencia de José Valdivia es desgarradora ya que él asegura es peor que las adicciones a las drogas.
"Yo vine acompañando a un amigo, luego empecé a jugar hasta que perdí mi trabajo, luego mi casa y como secuencia a mi familia, ahora lavo carros y lo que saco es para mal comer porque la mayoría lo meto al casino, y a veces si le pego y le ganó", comentó el jugador.
La psicóloga Griselda Romero recalcó que es importante que las autoridades y las empresas de juegos de azar tomen medidas para prevenir y tratar la ludopatía. Esto puede incluir la implementación de programas de educación y conciencia sobre los riesgos del juego, así como la provisión de servicios de apoyo y tratamiento para aquellos que ya han sido afectados por la adicción.
Así como la historia de María de la Luz López y José Valdivia existen muchas más en la ciudad, son un ejemplo de cómo la ludopatía puede destruir vidas al igual que el consumo de cualquier droga ya que se considera una enfermedad que puede ser tratada, según la psicóloga Griselda Romero.