Doña Lupita comparte su don desde hace 30 años en Navojoa
Doña Lupita es una señora de 65 años, vecina de la comunidad Bahuises en Navojoa, quien a sus 35 años se dio cuenta que tenía un don en sus manos, pues con ellas podía sanar el estrés.
NAVOJOA, SON.- Doña Lupita es una señora de 65 años, vecina de la comunidad Bahuises en Navojoa, quien a sus 35 años se dio cuenta que tenía un don en sus manos, pues con ellas podía sanar el estrés, dolores y dislocaduras de algunas personas, desde entonces se ha convertido en una reconocida sobandera en toda la ciudad.
María Guadalupe Figueroa, quién con la ayuda de su don logró sacar adelante a sus tres hijos, ha dado sanidad a cientos de personas, quienes a lo largo de 30 años la han buscado para descargar sus dolores en su modesta cama de masajes.
"Hace 30 años empecé a sobar, yo no sabía que tenía ese talento, hasta que sobé a un niño que se había caído y una señora que era de Colima me dijo que Dios me había dado un talento y que debía aprovecharlo ayudando a las personas", recordó doña Lupe.
La sobadora dijo que después de varias décadas de aliviar el estrés de grandes, jóvenes, ricos y pobres, aún no se ha decidido a poner una tarifa por el servicio que presta, pues aunque es cansado, ella no realiza sus masajes con fines de lucro.
"Nunca le he puesto precio los masajes, lo que la gente me quiera dar es bueno, yo le doy gracias a Dios porque me permitió ayudar a la gente, conmigo vienen personas de diferentes ciudades del estado, incluso médicos de diferentes hospitales", dijo la señora.
Explicó que su trabajo ha sido tan reconocido que los mismos doctores de Navojoa la han visitado para aliviar los males que se han convertido en nervios encogidos en sus espaldas, incluso, sus manos han pasado por el cuello de expresidentes de Navojoa.
La señora de 65 años dijo que en una ocasión atendió a una pareja que tenía 3 años sin poder salir embarazada; sin embargo, después de realizarle algunos procedimientos, en menos de un mes logró quedar en cinta, por lo que dio gracias a Dios por haber puesto sus manos en las suyas.
"Aunque no tengo un título ni un estudio que me ampare como quiropráctica, más de 30 años de experiencia han hecho que mis manos sepan localizar la raíz del problema muscular, he aprendido a aliviar el estrés, torceduras, dislocaduras, e incluso he ayudado a una pareja de Hermosillo para que pudiera procrear", dijo la mujer.
Aunque no está interesada en la publicidad ni en incrementar su clientela, dijo que se encuentra a disposición de quién la necesite, en el número 6421055720 o en la comunidad Bahuises, a espaldas del taller mecánico.