Cipriano León y su familia recorren 60 kilómetros para vender queso
esde Trincheras, 'La Capital Mundial del Queso', llega Cipriano León Valenzuela cada dos o tres días con 50 kilos de queso, los cuales vende entre la gente del pueblo.
MAGDALENA DE KINO, SON.- Desde Trincheras, 'La Capital Mundial del Queso', llega Cipriano León Valenzuela cada dos o tres días con 50 kilos de queso, los cuales vende entre la gente del pueblo.
Como los viejos pregoneros recorre las calles de este pueblo, anunciando su producto, acompañado de su hijo y sus nietos.
Trincheras es promocionado en Sonora como La Capital Mundial del Queso, debido a su excelente ganadería y sus productos derivados de la leche.
En su vieja camioneta recorre los 60 kilómetros que hay desde ese pueblo, enclavado en los inicios del Gran Desierto de Altar.
“Realmente es el mejor queso, y doña Fina, la señora que hace el queso, trabaja aún de manera artesanal, ella está en la lumbre, dándole vuelta, hasta que queda en su punto, no usa tecnología, ni maquinas, todo a mano”, comenta orgulloso.
Doña Fina Cáñez es una de las mujeres más conocidas del pueblo por su fábrica artesanal de queso; ella compra la leche a los pequeños ganaderos, y con su magia ancestral y lo convierte en el queso más rico de Sonora.
Trincheras está 15 kilómetros antes de llegar al municipio de Altar, y a 40 de Santa Ana, y es famoso también por que hay un Museo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) que se dedica primordialmente a preservar las ruinas arqueológicas del memorable cerro que le da su nombre al municipio.
Desde el rancho donde hacen el queso de manera artesanal, Cipriano León sale para vender uno de los más exquisitos quesos de Sonora.
El medio kilo a 60 y el kilo a 120 pesos es lo que cuesta disfrutar el queso cocido.
“Lo tenemos con chiltepín, chileverde, champinones, a como lo pida el cliente” dice mientras ofrece queso por la Plaza Monumental de Magdalena de Kino.
Cipriano es ayudado en la venta por su hijo Eduardo, además de sus nietos Renato y Mar Brisa, quienes venden entre los carros alrededor de la Plaza.
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“De estas ventas vivimos mi familia y yo, además de otros trabajos que hacemos… el coronavirus nos ha disminuido las ventas”, comenta.
Cipriano defiende su queso, y dice que es el mejor, sin conservadores, sin “trampas”.
“Hay otros queseros que le ponen cosas, como bicarbonato, para que el queso atrape mas el agua, tenga volumen y pesa más, pero al hacer la quesadilla se convierte en agua”, dice.
Y así dejamos a Cipriano y su familia a pleno rayo de sol vendiendo quesos en Magdalena de Kino… son las cadenas productivas de un estado rural como Sonora