Brenda Vega supo que padecía fibromialgia hasta que tuvo un accidente
Brenda es una de las personas que vive con la fibromialgia, los cuales se agravaron como consecuencia de un accidente que le transformó la vida.
HERMOSILLO, SON.- Vivir siempre con dolor corporal es real y se llama fibromialgia, una enfermedad que causa dolor crónico en los músculos con un origen desconocido y que normalmente se acompaña de fatiga y muchas más enfermedades.
Brenda Vega vive en Sonora y es una de las personas que vive con la fibromialgia desde hace poco más de 5 años, los cuales se agravaron como consecuencia de un accidente que le transformó la vida; el detalle, es que después de su percance, permaneció 2 años sin saber por qué siempre tenía dolores, hasta que la diagnosticaron.
“Hasta antes de ser diagnosticada llevaba una vida entre comillas ‘normal’, porque los efectos secundarios ya los traía y se empezaron a manifestar tras el accidente, yo trataba de mitigar el dolor y todo, con inyecciones para desinflamar y tratar el dolor, trataba de enfocarme mucho mi trabajo, viajaba y eso me distraía de pensar que me dolía todo.
“Mi vida social fue disminuyendo de manera gradual, ya no quería salir, lo único que quería era estar acostada porque era demasiado fuerte lo que sentía, la inflamación sobre todo de cervicales, cuello y hombros, hasta que me dije ‘esto no es normal, está raro’ y yo ya no era la misma. Era muy irritante no saber qué era lo que me pasaba”, expresó la paciente.
Prueba tras prueba
Tras muchas pruebas, donde mencionó al menos 4 resonancias magnéticas en menos de 3 meses, y diversas pruebas de sangre, así como estudios de sus órganos, se concluyó que tenía lesiones avanzadas en el cuello y que necesitaría cirugías.
Entre éstas, 3 cajas y una placa para detener lo degenerativo, puesto a que su columna estaba muy afectada por el accidente, además de las cervicales, que afectaban cada vez más su cuello debido a que los síntomas seguían progresando de manera gradual.
Brenda comentó que antes de haberse operado se tomaba hasta 8 Tramadoles cada 9 horas, además de Amitriptilina, Pregabalina, Celecoxib y Paracetamoles, una serie de medicamentos que muy poco le ayudaban a mitigar su dolor, dando indicios claros de que debía tener un tratamiento más adecuado por las necesidades de su sistema nervioso central.
“Antes de operarme, mi neurocirujano fue muy claro conmigo, me dijo que iba parar el proceso degenerativo pero que el dolor no lo podían quitar, pues la fibromialgia ya se había manifestado, así que prácticamente fui diagnosticada hace 3 años”, detalló.
Es todo un proceso
“Al enterarme, primero fue la etapa de la negación, el decir no y definitivamente buscar alguna manera o un tratamiento que en alguna parte del mundo debe existir, después de la cirugía me puse a investigar, leer y leer, entré a grupos de ayuda, mis doctores me lo sugirieron.
Empecé a preguntar, ver tratamientos y opciones hasta que di con una algóloga aquí en Hermosillo, Marcela Torreblanca, y entre ella y mi reumatólogo, Gerardo Guerrero Yeo, de manera colegiada empezaron a tratar con un medicamento alemán, que hasta la fecha tomo y eso es lo mejor para la fibromialgia”, expresó Brenda recordando cómo había sido en un inicio su trayecto con la enfermedad.
Dicho medicamento sí fue bien asimilado por su cuerpo, pero aún tras 3 años sigue teniendo brotes de dolor, pues esto es inevitable para cualquier persona con fibromialgia.
Desde que aceptó que estaba en un duelo por despedir un estilo de vida, empezó a admitir que tendría una nueva etapa donde le acompañan psiquiatras y seres queridos para estar más tranquila, en búsqueda y con goce de la calidad de vida que necesita por su condición.
“Ya he superado esa parte de la tristeza, la depresión y todo lo que conlleva al aceptar que vas a vivir así por el resto de tu vida, o hasta que exista algo que realmente cure esta enfermedad invisible, le dicen”, expresó.
El tratamiento
Es así, que comienza a tratarse con un grupo de especialistas, pues la fibromialgia no se puede tratar solo por un médico dado a que ésta es comórbida, que viene junto a otras enfermedades.
Ella fue reuniendo su equipo hasta contar con 2 algólogos, encargados de abordar causas y tratamientos para el dolor; un reumatólogo, para enfermedades músculo-esqueléticas; un neurocirujano, especialistas con cirugías de cráneo, columna vertebral y sistema nervioso, y un médico general e internista, quienes diagnostican, tratan y monitorean al paciente.
Esto por la parte clínica, pero en la espiritual y mental, dijo que llevar una vida tranquila es lo que más le ha ayudado, además de practicar la pintura y expresarse en el lienzo; ya cuenta con varias exposiciones presentadas.
“La pintura me lleva a ese mundo de relajación y puedo estar horas haciéndolo, me da la libertad de estar acostada, sentada, en posiciones muy ergonómicas, cosa que no se puede en una oficina. Me da la libertad de hacerlo a la hora que quiera, así sea dibujo o acuarela. Esa ha sido mi terapia definitivamente el mantenerme ocupada a través de la pintura y crear en mi casa
“Es lo que más me ha ayudado y salvado, todo se me vino como un remolino y pues mi impulso fue el mismo espíritu de ser más fuerte, darle cara a esto y obviamente con el tratamiento del medicamento y algunos ansiolíticos, como te menciono, es una enfermedad con cientos que son secundarias”, aclaró.
Añadió que hoy junto a la pintura, necesita tomar Palexia Retard, para el dolor crónico; Duloxetina, para tratar la depresión y dolores en los nervios, y Clonazepam para poder dormir.
Mal diagnosticada
Durante la entrevista, detalló que gracias a todo lo que ha investigado junto al grupo colegiado, es que al menos el 7 por ciento de la población de México padece la fibromialgia, el detalle es que esa cifra puede ser más grande por estar mal diagnosticada.
Esto, explicó se debe a que son personas mal diagnosticadas dado a que los síntomas se pueden confundir con otras enfermedades, como artritis reumatoide o Lime; y así como ella, hay muchas personas que tienen que buscar por sí mismas un tratamiento que convenga y asimile su cuerpo, pues expresó que no hay suficiente información libre.
Brenda se mantiene activa en los grupos y chats a los que se ha unido por redes sociales, desde personas que radican en México y Latinoamérica, y el año pasado elaboraron una encuesta donde, en conclusión, obtuvieron que se necesitan más lugares especializados, centros donde se curen esta “enfermedades invisibles”.
Ella y muchos miembros más de los grupos, expresan que es extremadamente frustrante no poder hacer que otras personas entiendan, que por más bien que se puedan ver por fuera, por dentro su cuerpo no responde bien, lo cual explican también como una falta de empatía a causa de que no saben o conocen sobre las enfermedades.
“No hay centros especializados, hay pocos en el mundo y en México no los hay, también vimos que el sistema público de salud es muy deficiente y los doctores tienen poca información, o es nula, sobre cómo llevar la fibromialgia y las patologías “invisibles” que se generan a raíz de esto:“Está el agotamiento o fatiga crónica, trastornos del sueño, síndrome del colon irritable, ansiedad, depresión, trastornos cognoscitivos como la dificultad para concentrarse, vejiga irritable, rigidez del cuerpo, cefaleas, malesgtar abdominal, parestesias, entumecimiento, mareos, dolor de ojos, piel […] Del 7 por ciento en México, el 95 son mujeres”, informó la artista.
Un panorama que alienta a quienes padecen esto, pero también una causa que expresó ser para que el sistema en el país se comprometa y mejore la información que existe, para ayudar a hacer conciencia sobre la importancia de revisar estas enfermedades.
Nuevamente, fuera del contexto médico, en cuanto a sus emociones y sentimientos, Brenda comparte que al enfermo le crea ansiedad el hablar y hablar con otros, siendo luego frustrante porque hay rechazo y disminuyen la credibilidad de los enfermos, al decir que sí les duele todo.
Cómo ayudarles
“Por lo mismo, la gente no te cree, porque es una enfermedad prácticamente nueva y muchas personas ignoran o son mal informadas, ahí viene la alta de empatía hacia quienes la tenemos”, expresó Brenda.
Entre esto y varios factores que desalientan, comentó que se tiene que compensar con actividades y tratamientos que sumen al ánimo, por ello recomienda tener un equipo de especialistas que puedan ayudarles con sus padecimientos.
Además, de apoyarse en sus familias y amigos, o seres queridos, en los que confíen para hablar y explicarles qué tienen, que les escuchen y animen debido a que lo mejor es no pasar todo aislado o sin esperanzas.
También tener mucha fe, paciencia y fuerza para aceptar y sobrellevar la situación, pues ella dice que “sí se puede vivir con la enfermedad, sí hay condiciones que cambian tu estilo de vida, pero hablar sobre todo te hace libre”, además de mantenerse ocupados con lecturas, videos, ejercicios que despejen la mente.