Ancla de Amor: desde 2014 ayudando a niños desamparados en Guaymas
El Ministerio Ancla de Amor, fundado por Brian Peter y Clarissa Krahn, una pareja de misioneros de origen canadiense, que gracias a las aportaciones desde Canadá, ayuda a los niños sin hogar o vulnerables.
GUAYMAS, SON.- En diciembre de 2014 nació una nueva esperanza para los niños sin hogar o puestos en resguardo en el Ministerio Ancla de Amor, fundado por Brian Peter y Clarissa Krahn, una pareja de misioneros de origen canadiense, que junto con el personal del lugar, cuidan y educan a los pequeños como si fueran sus propios hijos.
Sonora debe sentirse privilegiado al ser uno de los cinco estados del país donde la Fundación Childrens of Hope ha instalado casas-hogar, y ésta, ubicada en terrenos de San José de Guaymas, es un refugio de 23 hectáreas con huertos de cítricos y varios edificios equipados para que 32 niños sientan que pertenecen a una familia, después de haber sufrido abusos y omisión de cuidados, ya que a excepción de los que llegaron recién nacidos, el resto tienen un pasado triste, y en muchos casos, sus padres nunca intentaron recuperarlos.
"Uno de los grandes retos es la pertenencia, por eso aquí el ambiente es como de familia, darles apego que les hace falta y aun así las cosas no son perfectas porque los niños tienen el deseo de una familia, aun cuando sus papás hayan sido muy malos y los golpearan, ellos los siguen queriendo y los extrañan mucho", dijo Cristian Márquez, administrador y representante legal de la casa hogar.
En Ancla de Amor la actividad no para, está una mujer preparando alimentos en una cocina limpia y bien equipada, se ve a un grupo de niños alegres desayunar juntos en un comedor, jugar en el patio, cumplir con sus tareas escolares frente a una computadora, hacer figuras de plastilina, los bebés en los brazos de las cuidadoras y los tres hijos de Brian y Clarissa comparten su vida con el resto de los muchachos.
(Foto: Claudia Alejandri/EXPRESO)
Cristian se involucró en este estilo de vida a los 14 años de edad, cuando en una iglesia conoció a la directora de una casa hogar que opera en el centro de Guaymas y comenzó a dar clases de baile a los pequeños, y años después, ya en Ancla de Amor, fue becado por benefactores canadienses para estudiar la licenciatura en Derecho, lo que hoy le permite ser el enlace con el Sistema DIF y abogar por el bienestar de los niños. Además, junto con su esposa vive en el lugar, a fin de poder entregarse al trabajo.
"Aquí aplicamos principios cristianos y damos mucha importancia a los estudios y al deporte, vamos a misa los domingos, y el que conozcan a Dios los ayuda a sanar su corazón, porque muchos vienen muy quebrantados por traumas. Lo más importante es que salgan adelante, hemos tenido niños que nos dan mucho orgullo, en noviembre de 2019 un niño de 14 años campeón en natación fue a Veracruz representando a Sonora, y una niña de 18 ya está por entrar a estudiar Diseño Gráfico en la universidad, pero antes de eso quiso trabajar un año, aquí mismo la capacitamos a usar programas de la computadora y como aquí todos los niños son bilingües eso le abrió muchas puertas y rápido consiguió trabajo."Los niños a diario van a la escuela porque queremos que estudien en la universidad y que aprendan a independizarse, los más grandes trabajan aquí en la huerta o lavan los carros de los empleados, les pagamos para que sepan ganar su dinero, ellos lo van ahorrando y cuando salen pueden comprarse algunos tenis o algo que quieran, eso les ayuda a aprender a administrar y valorar las cosas", dijo.
(Foto: Claudia Alejandri/EXPRESO)
Desde su apertura en 2014 a la fecha, un total de 68 menores de distintos municipios de Sonora han llegado a Ancla de Amor, algunos se reintegraron con sus familias, otros fueron adoptados y están también los que han vivido toda su vida ahí, y debido al estilo de crianza que manejan, son muchachos con un aspecto, valores y comportamiento que seguramente no tendrían si no hubieran sido recogidos por el DIF a tiempo.
"Hace cuatro años recibimos a un bebé de 9 meses que parecía de 3, estaba muy golpeado y desnutrido, duró un mes en el hospital antes de llegar aquí, y hay muchos casos muy tristes de abusos contra ellos, hay otros que llegan más grandecitos y se sienten muy bien de tener un espacio para dormir y comida, porque muchos prácticamente andaban en la calle por omisión de cuidados", detalló el administrador.
Cristian Márquez, administrador y representante Ancla de Amor (Foto: Claudia Alejandri/EXPRESO)
LA TRANSPARENCIA ES EL ÉXITO
La casa hogar se mantiene de las donaciones hechas por empresas y personas de Canadá que pertenecen a ministerios cristianos, mientras que del gobierno (municipal y estatal) no reciben apoyo ni visitas, a pesar de que conocen de su existencia y necesidades, porque el DIF les canaliza a los niños que deben ser separados de sus padres.
El predio de Ancla de Amor es amplio, con más de 10 edificios, un huerto de naranjas, caballos, un horno de leña, áreas donde está por iniciar un proyecto de cultivo de vegetales y tilapia en un ambiente de tranquilidad, por lo que a simple vista, puede dar la impresión que no necesitan apoyo económico o en especie, pero en cualquier asociación sin fines de lucro siempre habrá más oportunidad de crecer y resguardar a más niños si la ayuda aumenta.
Cristian detalló que la buena calidad de vida que se ve en el lugar no se debe a que el dinero sobre, sino por una estricta administración de cada peso recibido del extranjero, y mensualmente reportan a Childrens of Hope una lista de todos los gastos realizados, junto con los tickets de compra, porque saben que cuando se trata de instituciones sin fines de lucro que funcionan con éxito, es porque dejan a un lado los intereses personales para buscar el bienestar colectivo.
Brian Peter y Clarissa Krahn, fundadores de Ancla de Amor. (Foto: Claudia Alejandri/EXPRESO)