'Vivo lo mejor que se puede vivir en la vida'
El artista visual y creador de videos 3D disfruta su paternidad incluyendo a sus hijos en sus trabajos
Desde que sus dos hijos eran muy pequeños, el artista visual y creador de videos 3D Abraham Castro Bazúa supo que podría trabajar junto con ellos, y a medida que crecían, Evely y Onix Abraham eran sus mejores modelos para videos y fotografías.
Hoy, los jovencitos de 15 y 14 años de edad, siguen felices de poder disfrutar el tiempo con su papá, verlo diariamente en la oficina que tiene en su casa de Empalme, aprender de él, y tal vez un día podrán encargarse de la empresa familiar.
“En todos mis videos salía mi esposa Érika, cuando hacía un comercial yo decía: ya tengo a la modelo, a los niños bonitos y vamos a salir toda la familia, lo empecé a hacer por la disponibilidad inmediata y porque me gusta que ellos salgan, de alguna manera voy documentando nuestra vida en las producciones que hacemos”, platicó.
Un sueño en familia
Abraham se casó con Érika del Real en 1999, estudió Ingeniería Industrial pero su profesión tomó un camino hacia lo creativo, y de manera casi autodidacta, aprendió a hacer videos de animación para presentaciones, y años después a tomar fotografías, y en ambos formatos, está plasmada la vida de su familia, con la que hace equipo de trabajo y diversión.
“Salir de viaje de paseo y salir a trabajar es casi lo mismo, siempre llevo mis cámaras y estoy captando todo, porque tengo muy mala memoria, si no tomara fotos de lo que hago tal vez no recordaría, veo fotos viejitas y digo: ni me acordaba de eso, pero gracias a la imagen lo puedes recordar, ahí no se captura el calor que hacía ni los mosquitos que había, se captura lo bueno y es una de las mejores cosas que puedes tener, o cuando sale alguien que ya no está, tal vez un momento que fue banal, pero después la imagen comunica algo más emotivo, un consejo que puedo dar como ser humano a los demás es que hagan fotos para recordar y preservar”, dijo.
La niña nació en febrero de 2008 y el niño en febrero de 2009, y hoy que son adolescentes no han tenido distanciamiento de sus padres, y lejos de sentir pena (como ocurre con muchos jóvenes a esa edad), ven a Abraham con mucho orgullo, desde el momento cotidiano en que llegan de la escuela y se avientan a sus brazos como si fueran pequeños, hasta los eventos masivos donde ven públicos emocionados con algún mapping hecho por Abraham, ya sea en Sonora o en otro estado del país.
“Onix ya me ayuda a mover equipo, desde hace un año toma fotos de cuando yo hago el video, él documenta el detrás de cámaras, cada vez lo hace mejor, siempre me ha acompañado, pero ahora lo hace ya con la responsabilidad de hacerlo lo mejor posible, y a Evely le encanta dibujar a lápiz y posar para fotos”, dijo.
Lo más importante para él
Cuando Abraham viaja a otras ciudades, es común que le pregunten por qué vive en un lugar como Empalme, una ciudad con alrededor de 51 mil 432 habitantes, sin las oportunidades de desarrollo que tienen muchos otros lugares, e incluso le reclaman que pudo trabajar para empresas como Pixar y no lo hizo, pero él tiene muy clara su respuesta: Empalme siempre le pareció el mejor lugar para estar en familia, la asociación más importante que puede existir, mucho más importante que el trabajo.
“Aquí he podido y puedo estar con la familia, ver a los niños crecer, tener un trabajo muy cerca de su escuela, yo puedo hacerles desayuno, llevarlos a la escuela, recibirlos cuando regresan poder convivir, me ven cuando los espero afuera de la casa, el niño corre, brinca y se me sube a los brazos, siento que vivo lo mejor que se puede vivir en la vida, recibí a una niña y recibí un niño seguidos, yo así lo soñaba: primero niña, luego niño, que se lleven poquito para que jueguen juntos, que tengan los mismos amigos, que salgan juntos”, dijo emocionado.
El trabajo de Abraham requiere experimentación continua, someterse a pruebas y errores a fin de generar mejores creaciones, y los jovencitos han aprendido esa manera de hacer las cosas, con una persistencia hoy reflejada en su desempeño escolar, en sus relaciones sociales sanas y en todo lo bueno que genera el tener un padre amoroso y presente.