A ocho años de la tragedia: recuerdan a Juan Rodríguez, ciclista que murió en Obregón

El 25 de junio de 2013, el joven ciclista Juan Alfonso Rodríguez Verdugo, de 17 años, perdió la vida en un accidente vial en el crucero de la muerte de la colonia Urbi Villa del Rey.

CIUDAD OBREGÓN, SON.- El 25 de junio de 2013, el joven ciclista Juan Alfonso Rodríguez Verdugo, de 17 años, perdió la vida en un accidente vial en el crucero de la muerte de la colonia Urbi Villa del Rey, y hoy en su octavo aniversario luctuoso, la comunidad de ciclistas de Cajeme lo recuerda como un héroe luego que sus órganos fueron donados para salvar la vida de 10 personas.

“Hoy es el aniversario luctuoso de Juan Alfonso Rodríguez Verdugo, “El Rirri”, un hijo ejemplar, buen amigo, deportista y héroe, quien donara sus órganos para salvar la vida a 10 personas, así te recordamos con mucho cariño y respeto”, compartió el colectivo OBR en Bici en redes sociales.

Hace ocho años, el joven ciclista salió de su casa a bordo de su bicicleta con rumbo a la preparatoria pero al llegar al conocido “crucero de la muerte” del cruce de la calle 200 y bulevar Colonial, el conductor de una camioneta no realizó el alto correspondiente y lo impactó, ocasionándole graves heridas que acabaron con su vida.

Desde ese día, en la entrada principal de la colonia en mención figura la bicicleta del “Rirri” pintada de color blanco, como recordatorio de que “la velocidad mata” y que a pesar de que el tiempo ha pasado, su historia sigue doliendo a la comunidad de ciclistas, quienes a causa de su muerte buscan que Ciudad Obregón se convierta en una ciudad con cultura vial.

“Un ciclista se aventura retando su suerte, sorteando la intolerancia o el nulo respeto de quienes por conducir un auto se sienten mas fuertes, dueños y señores de las calles cuya propiedad avalan con unas llaves. No se trata de señalar culpables por que en todo caso, todos lo somos al dejar a un lado el principal precepto de todo pueblo que es el respeto, la tolerancia y el cumplimiento de toda regla de convivencia. Las calles son de todos y todos cabemos en ellas. Duele cada vida que se pierde, y duele por la forma que fue arrebatada, pero ese dolor nos debe llevar a buscar que nuestra ciudad sea más bicivilizada”.