Le hacen ‘mala fama’ a la carne

Opciones artificiales de la proteína animal impacta a la ganadería, pero la ciencia detrás de los rumores aún es cuestionable.

HERMOSILLO, SON.- En la actualidad existe un intenso debate sobre los hábitos alimentarios y su influencia en aspectos como la salud, la preservación del medio ambiente (biodiversidad, emisiones de gases de efecto invernadero, calentamiento global) o el bienestar animal.

De entre los alimentos que el hombre ingiere (recordemos que la especie humana es omnívora), son los productos de origen animal los que actualmente están siendo cuestionados por ciertos grupos de población.

Desde hace unos años, algunos sectores de la sociedad han comenzado a señalar al consumo de carne como uno de los mayores riesgos para la salud humana. También indican que la producción de carne es uno de los grandes causantes de los problemas medioambientales que nos afectan.

EL HUEVO FUE PRIMERO

El consumo de huevo se relacionó primero con tasas elevadas de colesterol y una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares (teorías posteriormente matizadas). En menor medida, también la leche y actualmente, con gran malignidad, la carne, tanto en lo que respecta a su producción como a su consumo.

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El huevo fue víctima de mala fama entorno a la cantidad de colesterol que contienen.

 

MILLONES DE AÑOS COMIENDO CARNE

PIXABAY / SNAPPY GOAT
Según estudios científicos, la carne se incluye en la dieta del ser humano lleva al menos 2 millones de años.

Haciendo un poco de historia, no viene mal recordar que la especie humana consume carne desde hace dos millones de años. Así lo atestiguan los últimos estudios realizados en el yacimiento de Olduvai (Tanzania), considerada la cuna de la humanidad.

Tampoco está de más subrayar que eminentes paleontólogos defienden que la introducción de la carne en la dieta humana supuso un antes y un después en la evolución de los homínidos, ya que influyó en su desarrollo cognitivo.

Por último, recordamos que el proceso de domesticación, que arranca hace aproximadamente 10 mil años en el cercano oriente, supuso el comienzo de la ganadería. Desde entonces, ha proporcionado a más de 400 generaciones, ininterrumpidamente, carne y otros alimentos básicos para nuestra dieta. Por tanto, es de justicia reconocer la gran aportación que la ganadería supone y ha supuesto a lo largo de la historia de la humanidad.

 

¿ES MALA LA CARNE ROJA PARA LA SALUD?

El informe que en 2015 emitió la Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC), órgano de la OMS, sobre la carcinogenicidad de la carne roja, supuso un punto de inflexión. El IARC clasificó la carne roja en el grupo 2A de la escala de agentes carcinógenos para humanos (escala que va de 1 a 3).

Sin embargo, se basó en una evidencia limitada. Según la OMS, se observó una asociación positiva entre la carne roja y el cáncer, pero no se pueden descartar otras explicaciones para las observaciones. Es decir, otros factores como el sedentarismo y el tabaquismo podrían estar interaccionando.

La carencia de ensayos clínicos en humanos donde se estudie el efecto dosis-respuesta debería ser otra razón para ser prudentes en esta cuestión.

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Una investigación, que consideraba a la carne roja entre los alimentos cancerígenos, se basó sólo en evidencia limitada.

 

HAY COSAS MÁS CONTAMINANTES

En el informe que en 2019 emitió el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), dependiente de la ONU, se atribuyen a las actividades ganaderas unas emisiones directas de 2.3 gigatoneladas (Gt) de dióxido de carbono (CO2) equivalente/año, un 5% del total de emisiones.

Si se suman a esta cifra las emisiones indirectas (fabricación de alimento para ganado, transporte, etcétera), se alcanzaría un montante de 7.1 Gt de CO2 equivalente/año, un 14.5% de todas la emisiones derivadas de la actividad humana. Sin duda, esta es una cifra significativa pero muy inferior a la generada por otras actividades humanas.

En este contexto, son cada vez más las iniciativas de los ganaderos para incorporarse a la estrategia del Pacto Verde Europeo para combatir el cambio climático y la degradación del medio ambiente. Por señalar algún ejemplo de ello, cabe destacar la European Rural Poultry Association ERPA que agrupa miles de granjas avícolas familiares de toda Europa.

WIKIMEDIA / GILLIAN THOMAS
Según un estudio del Departamento de Agricultura de Estados Unidos realizado en el 2018, la agricultura, que engloba a la ganadería, sólo produce 10% de las emisiones de carbono.

 

PARTE DE UNA DIETA SOSTENIBLE

El informe del IPCC también señalaba que una forma de mitigar las emisiones es adoptar dietas sostenibles en las que predominen más los alimentos de origen vegetal y menos los de origen animal procedentes de producciones intensivas. Asimismo, se indicaba que la carne artificial, junto con los insectos (aunque no se conoce su huella de carbono) podrían favorecer dicho objetivo.

El informe concluye: “Las dietas equilibradas que incluyen alimentos de origen vegetal, como las basadas en cereales secundarios, legumbres, frutas y verduras, frutos secos y semillas, y alimentos de origen animal producidos en sistemas resilientes, sostenibles y con bajas emisiones de efecto invernadero ofrecen grandes oportunidades de adaptación y mitigación, a la vez que generan cobeneficios significativos para la salud humana”.

BEYOND MEAT / EXPRESO
La carne producida en sistemas sostenibles fue incluida como parte de una dieta sostenible por el informe de la IPCC.

 

LE QUITAN PRESENTACIONES A LA CARNE

IMPOSSIBLE MEAT / EXPRESO
Las tortitas para hamburguesas son de los productos más populares entre los sustitutos de carne molida.

En este clima de adversidad hacia la producción y el consumo de carne, han ido surgiendo empresas que han conformado un nicho propio. Estas se han “apropiado” de denominaciones propias de la carne (que en ocasiones producen confusión en el consumidor) y han asemejado su textura y color propios, pero con componentes vegetales.

Estas empresas dedicadas a la producción de carne artificial indican que se fundamentan en la producción ética, ecológica, el bienestar animal y el respeto al medio ambiente.

 

¿QUÉ TAN ÉTICA ES LA CARNE INVITRO?

THE CHICKEN KITCHEN / EXPRESO
The Chicken abrió sus puertas en Ness Tziona, Israel y entre sus especialidades se encuentra una hamburguesa de pollo hecho in vitro.

Nuevas empresas se han encaminado hacia la producción de carne artificial en vez de sustitutos vegetales.

Recientemente, en Israel, se ha abierto un sofisticado y singular restaurante donde se ofrece carne artificial procedente de células de pollo cultivadas in vitro. Asimismo, en Singapur ya ha sido autorizada la comercialización de esta carne.

Pero ¿es más ético y ecológico un proceso productivo que se basa en extraer células vivas de un animal (su hábitat natural) para que proliferen en un entorno de laboratorio (totalmente ajeno), en el que con frecuencia se utilizan factores de crecimiento como el suero fetal bovino (FBS), que la ganadería tradicional para producir carne? ¿No resulta paradójico que se señale el bienestar animal como otro de los rasgos identificativos de estas empresas, cuando indican que esta forma de producción no precisa de animales?

 

BUSCAN SER MÁS SUSTENTABLES

La ganadería tradicional continuará encargándose de preservar hábitats de alto valor ecológico, como la dehesa o las zonas de montaña. Se ocupará de conservar las razas autóctonas, de mantener limpias las zonas boscosas y de pastos para prevenir los incendios. Además, dará vida a los pueblos vacíos y, por supuesto, producirá alimentos sanos, ecológicos y de calidad nutritiva y sensorial contrastada.

Por ello, los ganaderos tendrán que demostrar y convencer al consumidor (que es quien tiene la última palabra) de las bondades de su producto natural, cercano, sostenible e integrado en la economía circular, respetuoso con el medio ambiente y con el bienestar animal. Ese es su reto.