Felipe Sánchez pasó de ser gritón de lotería a conformar un emporio

Felipe Sánchez Ancira recibía gallos, gallinas y hasta conejos como pago por atender enfermos, luego acabó regalando su trabajo a personas de escasos recursos.

XALAPA, VER.- Cuatro décadas atrás, en un humilde consultorio médico con escritorio desvencijado, un doctor llamado Felipe Sánchez Ancira recibía gallos, gallinas y hasta conejos como pago por atender enfermos, luego acabó regalando su trabajo a personas de escasos recursos.

En la ciudad veracruzana de Córdoba, el Doctor Ancira, quien de chamaco fue gritón de la lotería, vendía tarjetas de Navidad y medicinas, fue construyendo un consultorio tras otro hasta lograr un hospital privado que casi lleva a la quiebra por mantener su política altruista de atender a todos, aunque nadie pagará.

"Al ver las necesidades de las personas pues más apoyaba, porque en las consultas me daba cuenta de las necesidades que tenían mis pacientes, a veces no tenían ni para la consulta, ni medicinas, muchas veces me pagaban con lo poco que tenían: un gallo, un conejo, un pollo o a veces ni eso tenían", afirma el hombre de 77 años.

De aquel reducido consultorio de paredes blancas y certificados colgados en la pared, construyó el nosocomio Covadonga, uno de los más reconocidos en la región sin perder la filosofía de ayudar.

"Yo sabía que quería hacer un hospital, desde el principio supe que ahí quería hacerlo, y nuestra casa estaba junto a la casa de las Madres, quienes tenían un asilo y ellas se cambiaron a su convento y quedó el espacio para que iniciara mi nuevo proyecto, todo se fue dando, no tenía mucho tiempo para pensar solo mucho trabajo", rememora.

Su gran proyecto lo entregó a su hijo casi en quiebra, con deudas por doquier derivado de regalar las consultas, sin embargo hoy han logrado construir dos hospitales, tres gabinetes y van por uno de los nosocomios más grandes de la región. Actualmente logran una atención de 30 mil personas al año y 15 mil atenciones gratuitas en los últimos cuatro años a través de su fundación.

"Mi legado es que se ayude a la gente, que siempre podemos dar algo de lo que tenemos. Y el trabajo, porque trabajando podemos lograr lo que hayas soñado algún día por alcanzar", dice, orgulloso un verdadero emprendedor.

Su vocación

En sus años juveniles fue enviado a la morgue, tras un accidente de motocicleta, creyendo que estaba muerto, sin embargo vivió y se convirtió en médico, con un solo objetivo "querer a los pacientes y los atiendan a pesar de la situación que tengan".

Su hijo, Antonio Sánchez Sainz, se hizo cargo de los negocios, los cuales recibió en total desorden, con deudas de impuestos, al seguro social y con un alto número de dinero yéndose a ayudar.

Puso orden, creó una fundación para poder llevar un orden en el altruismo y hoy dan empleo a mil 250 personas y están por abridor un mega hospital en la zona turística de Veracruz-Boca del Río con 180 camas y 12 quirófanos.

"Lo importante de todo esto, independientemente de dar muy buena tecnología, muy buen equipamiento, muy buena infraestructura, es que queremos llegar a gente que no puede acceder hoy al servicio de salud privado porque servicios de salud privado, sabemos, es exageradamente caro y pues queremos hacer que la mayoría de la gente tenga acceso", afirma Sánchez Saind.

Y en medio de una campaña en contra del sector empresarial, inyectaran mil 700 millones de pesos para la edificación del nuevo hospital que se inaugurará en septiembre con una contratación inicial de 500 personas.

"Mi padre atendía a la persona que llegara y sí la persona que llegaba le decía que no tenía dinero para pagar, él siempre sin ver sí tenía o no tenía se la daba gratis y desde esa época ha sido una persona que ha ayudado mucho a la gente, ha mejorado la salud de la ciudad sin esperar algo a cambio", afirma y buscan seguir la misma filosofía.