"Valoren nuestro trabajo, no deberíamos estar en las banquetas": familia oaxaqueña vende artesanías en Hillo
Estela llegó a Hermosillo hace 28 años junto con su familia de Oaxaca, desde entonces han salido adelante sin ningún apoyo más que el trabajo de sus manos, en el campo y con la venta de artesanías.
HERMOSILLO, SON.- Estela llegó a Hermosillo hace 28 años junto con su familia de Oaxaca, desde entonces han salido adelante sin ningún apoyo más que el trabajo de sus manos, primero en el campo y después con la venta de artesanías hechas con telar de cintura.
Contó que esta es una técnica utilizada por la comunidad Triqui y con ella se dedican a hacer bolsas, blusas, monederos, cinturones y prendas tradicionales de su pueblo, todo de colores muy brillantes y estampados que ellos mismos diseñan conforme hacen la tela.
“Si uno tiene ganas de hacer una bolsa no tan grande, por ejemplo, saldría en unos tres o cuatro días, cuando se hace sin ganas o con flojera se pueden tardar el doble o el triple”, agregó. “Muchas veces cuando se hace flojo o no se está atento a como va quedando se tiene que deshacer una parte y volver a empezar”.
Para que este tipo de tejido quede de la forma correcta hay que tener mucha fuerza, explicó, se puede hacer sentado o parado, pero para ella es mejor hacerlo sentado en una silla y de esta forma poder aplicar la fuerza necesaria, además se utiliza todo un día únicamente preparando el material.
Esta es una tradición que se va pasando de padres a hijos, y desde que están en una edad temprana comienzan a aprender, pero afirma que es necesario tener paciencia, ya que es un trabajo muy laborioso y tardado.
“Yo cuando era niña tardé más de un mes en aprender, porque no tenía la paciencia que se necesitaba, entonces tejía un pedacito y lo dejaba, luego regresaba y otra vez lo mismo hasta que tuve mi primer tejido completo”, compartió.
A pesar de la labor tan grande que se lleva a cabo para elaborar estas piezas, Estela cuenta que las personas no saben valorarlas, ya que en la mayoría de los casos los compradores buscan la forma de pagar en un precio menor al real, dejándoles ganancias mínimas.
“Esa es una forma de despreciar nuestro trabajo”, agregó. “Si de verdad quieren ayudarnos a mí y a mi pueblo, ayúdenos a instalar un mercado para artesanos y valoren nuestro trabajo, no deberíamos estar en las banquetas y en la calle”.
Concluyó haciendo una invitación a todo aquel que estuviera interesado en esta tradición a acercarse a ella y de visitar su taller de artesanías en su hogar ubicado en calle Sierra Tepehuanes #162 en colonia Solidaridad, el único requisito es armarse de paciencia y tener ganas de aprender.