Precaristas tienen una nueva ilusión

Los residentes de la invasión Nueva Ilusión anhelan contar con agua potable, pavimentación y energía.

HERMOSILLO, SON.- Postes hechizos, tomas de agua irregulares, calles repletas de basura, robos, entre otras situaciones, son el pan diario para los habitantes de la invasión Nueva Ilusión, ubicada al Surponiente de la ciudad.

Al ser un asentamiento irregular, carece de los servicios más básicos como agua potable, energía eléctrica, drenaje y pavimentación, y sus residentes tampoco tienen algún dispositivo para mitigar realmente las inclemencias del clima.

Yolanda, residente del lugar, dio a conocer que el problema sobre el agua trae consecuencias, pues al carecer del servicio, la mayoría opta por conectarse de manera clandestina, lo cual genera fugas que terminan en un arroyo donde el agua se estanca y puede generar un foco de infección.

“Nos gustaría que echaran tierra o algo para el agua, a veces no podemos ni pasar, porque el arroyo está lleno de agua”, comentó la habitante, “hemos querido que nos ayuden con un puente, porque no podemos pasar si se llena el arroyo, por eso pusimos piedras para cruzar”.

Otro residente, quien pidió su anonimato, explicó que este arroyo se genera a partir de las tomas clandestinas que otras personas realizan para conectarse al servicio de agua potable.

“Eso es a consecuencia de que la gente se cuelga de las tomas de agua, porque no es agua de drenaje, es agua potable ésa. Mientras la gente no se regularice va a seguir así, más que nada con el ejido se tiene que regularizar, para vender todo el predio al Ayuntamiento y gozar de los servicios públicos”, manifestó el lugareño.

Regularizar terrenos

Agregó que si bien es cierto que la búsqueda por la subsistencia es compresible, también es necesario buscar regularización, pues el problema es que las personas se conectan a las tomas y se quedan las fugas que terminan por inundar el cauce del arroyo.

Humberto, un joven que vive en el sitio, reportó que es común que los vecinos escuchen música estruendosa, además de que ha visto cómo los ladrones hacen de las suyas con total impunidad.

“De repente hay uno que otro disparo por ahí. No se meten mucho aquí (en su casa), pero sí me ha tocado que hay gente a la que le quitaron todo, los sillones; ahí mismo cuando salen con la familia, sacan los sillones, los queman atrás y se llevan los alambres para venderlos como fierro viejo”, reveló.

Humberto agregó que existe mucha basura regada por doquier, esto debido a que los camiones recolectores no pasan por todas las calles, además de que muchos residentes tienen el mal hábito de arrojar sus residuos al arroyo.

EXP/GM/EV/AGT/2020