"Zapatos se dañan con el calor"; 88 años reparando calzado en Hermosillo

En tiempos de calor y lluvias, los especialistas en reparar zapatos gozan de una buena temporada de trabajo, afirma Alejandro Carranza.

Ante las altas temperaturas en la ciudad de Hermosillo, el asfalto de las calles se calienta y los zapatos se rompen más rápido debido a que el pegamento no aguanta, según explica Alejandro Carranza, zapatero heredero de una tradición familiar de más de 80 años.

Sonora Industrial Reparación de Calzado es un negocio familiar que ha trascendido tres generaciones de zapateros y que acumula ya 88 años de prestación de servicio al cuidado del calzado de los y las hermosillenses. 

La zapatería está ubicada en las esquina de calle Garmendia y Monterrey, en el centro de la ciudad, y no sólo realizan reparación de calzados, sino también bolsas, mochilas, maletas, cinturones, y otros accesorios de piel o cuero, comenta Alejandro. 

"Mis abuelos empezaron este negocio, después lo retomó mi padre, y aquí estamos todavía echándole ganas y honrando la memoria y el oficio heredado", compartió.

Se rompen más rápido con el calor

Como especialista del calzado, expone que en el calor el zapato tiende a despegarse más fácil porque el pegamento se afloja y el calzado se rompe mucho más rápido

"Los zapatos en el calor se aguadean, son muchos grados de temperatura, y bajito en el asfalto que recibe el calor constante pues la calle se calienta mucho más, a veces el cliente puede llegar a tener esa sensación de calor extremo desde los pies", comentó.

Expuso además que el material con que se hacen los tenis y algunos tipos de zapatos deportivos no resisten de igual modo que los zapatos de cuero las altas temperaturas. Afirma que para los zapateros esta temporada es buena, además porque puede registrarse lluvias en la ciudad, las cuales también quebrantan el calzado. 

"En esta temporada nos llegan al local entre 20 y 30 clientes diarios para reparar calzados que se rompen más en esta temporada, incluso traen varios pares de zapatos, de uso o prácticamente acabados de comprar", contó.

El calor y las lluvias hacen que los zapatos se maltraten bastante, reafirma Alejandro, lo cual es malo para la gente pero les da de comer a los zapateros.