Los niños de la colonia Real del Cobre tienen prohibido ir al parque

Apenas tres calles componen la colonia Real del Cobre, uno de los lugares que más han dado de que hablar localmente en los últimos años a raíz de los crímenes allí cometidos.

HERMOSILLO, SON.- Apenas tres calles componen la colonia Real del Cobre, uno de los lugares que más han dado de que hablar localmente en los últimos años a raíz de los crímenes allí cometidos.

Vecinos reportan el abandono de las autoridades y la presencia de maleantes de las zonas aledañas a esta colonia ubicada en la parte norte de la ciudad, a orillas del Lázaro Cárdenas y Luis Campillo.

“A cada rato veo a gente con fierros que pasan por el baldío ese, que ya ni parque se le puede llamar, porque es puro cochinero”, señaló Alejandro Flores, vecino de la calle que da nombre a la colonia desde hace ocho años.

Con sus tres calles, Real del Cobre cuenta con su propio parque, lugar en el que se dan sitio los pequeños habitantes de la colonia para entretenerse en resbaladeros y columpios. Sin embargo, el parque La Esperanza se encuentra a tan solo unos pasos de distancia, sin contar con electricidad, lo cual es aprovechado por las personas de aspecto “cholo” para pasar desapercibidos y consumir sustancias ilícitas.

“Mis niños saben que tienen prohibido cruzarse para allá. Aquí en este parque los podemos vigilar, pero allá en las noches es peligroso, ni para qué acercarse”, afirmó Flores.

Si bien algunos de los vecinos coinciden que en sus calles no corren peligro y los maleantes no hacen daño, otros han sido víctimas de vandalismo en sus propiedades.

“El año pasado me dejaron sin luz, hasta el transformador se llevaron y resulta que nadie vio nada. Los ‘cholitos’ de aquí han de haber sido, pero ni cómo agarrarlos, la policía no hace nada”, apuntó Gabriel Ortega, padre de familia de 47 años.

Un ataque aislado

Sobre un joven que perdió la vida en enero pasado, tras recibir un ataque con navaja al interior de un automóvil sedán estacionado al interior de la colonia, Flores afirmó que se trató de un hecho aislado:

“Fue un malandro que andaba bien loco. El problema es que aquí está lleno de tiraderos. Los que invaden aquí no hacen nada, porque ya los tenemos identificados, si no son tontos. Son los de acá afuera los que a cada rato atrapan”.

Aún así, al recorrer las calles de la colonia las familias y los jóvenes suelen convivir en normalidad, afirmando que las tardes son tranquilas y entre todos los vecinos se cuidan las espaldas.

“El asunto es no meterse al parque ni andar solo en las noches, sí pasan malandros y hay uno que otro drogadicto, hay que sacarles la vuelta nada más”, indicó Ortega.

Así, los vecinos solicitan el apoyo de las autoridades para que se aumenten los operativos de vigilancia y para solucionar el tema de la invasión de casas y el abandono del parque La Esperanza, el cual ha sufrido el incendio de basura y maleza en días recientes, contaminando el lugar y poniendo en peligro a los residentes de las inmediaciones.