"Las medicinas, la comida y los recibos no se pagan solos”: Emma vende dulces en las calles

Con una sonrisa y una actitud positiva es como podemos observar a Emma, de 77 años de edad, quien sale de la colonia Solidaridad a vender dulces a los automovilistas.

HERMOSILLO, SON.- Con una sonrisa y una actitud positiva es como podemos observar a Emma, de 77 años de edad, quien sale de la colonia Solidaridad con rumbo hacia el crucero ubicado en el bulevar Solidaridad y Avenida Enrique Quijada a vender dulces a los automovilistas.

Emma Bracamontes es originaria de Guaymas, pero hace diez años fue cuando decidieron mudarse a la ciudad de Hermosillo debido a que su esposo le tocaría trabajar en la capital.

Desde su infancia se ha desempeñado como pescadora, una labor familiar que tuvo la fortuna de conocer y llevar a cabo.

Lamentablemente, su esposo padece de una cirrosis que le ha impedido caminar, por lo que Emma tomó la batuta para hacer lo posible por conseguir dinero y poder apoyar a su esposo.

Es madre de seis hijos, quienes la han apoyado en todo, ya sea que su esposo necesite medicamentos, que no son nada baratos, para tratar su malestar o llevarlo al hospital.

No conforme con los intentos por sacar adelante la salud de su esposo, Emma mencionó que le queda poco tiempo de vida.

A pesar de los problemas, Emma sale con toda las ganas a trabajar porque “las medicinas, los recibos y la comida no se pagan solos”, saliendo todos los días desde las ocho de la mañana a vender dulces en los cruceros.

Me gustaría que me fuera mejor con la venta, pero se agradece las ventas que tengo, saco doscientos o trecientos pesos que me sirven para comprar comida y pagar los recibos”, dijo.

Mencionó que en algunas ocasiones ha recibido apoyo de la comunidad hermosillense, pues le han echado la mano con comida, acto que ha dicho sentirse muy agradecida.

A pesar de que sus hijos le han insistido hasta el cansancio que deje de trabajar vendiendo sus dulces, se muestra renuente, pues lo que menos quiere es pasar los días en su casa, mencionando que le encanta trabajar.

No conforme con trabajar en el crucero, se ha mostrado amable con varias personas que se encuentra en estado de indigencia, pues los apoya con comida o si necesitan una moneda.

Tal muestra fue la que apreciamos cuando le compró una bolsa con fruta fresca a un indigente que le mencionó que la fruta se encontraba en buenas condiciones.

También he ayudado a las personas que me necesitan dándoles dinero para un ‘taquito’, es gente que perdió el rumbo, en lo que los pueda apoyar, estará bien”, comentó.

Concluyó que seguirá trabajando a pesar de lo que mencionen sus hijos, quienes le han insistido en que deje de trabajar, y hará lo posible por ver por la salud de su esposo, quien padece de cirrosis.