La Unison cuenta con un "testigo" de 160 años de vida

Con mitos y leyendas a su alrededor, el Ayal que habita en las instalaciones de la Universidad de Sonora ha sido testigo de múltiples relatos que se escuchan entre los pasillos de la máxima casa de estudios.

En las inmediaciones de la Universidad de Sonora, se encuentra un arbusto “testigo fiel” del paso del tiempo al contar con 160 años de existencia.

El maestro investigador de la Universidad de Sonora, José María del Castillo, comentó que este tipo de árbol es conocido como “Ayal” o “Jícaro” y que es muy extraño que tenga tantos años de vida por el clima local y ser meramente tropical.

Se extiende desde Sinaloa hasta Brasil predominando en selvas principalmente al sur de nuestro país recorriendo Sudamérica, Honduras, Costa Rica y Ecuador, subrayó.

Llega a medir entre 5 y 6 metros, pero el tronco y sus raíces son muy extensos dependiendo de la edad y su follaje es de tipo ornamental.

Sus frutos se dan en el tronco del árbol, no en las ramas. Su semilla y su pulpas son muy utilizados para remedios caseros ya que la botánica le ha conferido atributos medicinales como ayuda ante diarreas, resfriado, bronquitis, el asma y hasta para la hipertensión, puntualizó el maestro Del Castillo.

“En las casas era muy común tomar agua con la cáscara hechas como utensilios de cocina conocidas como “jícaras” o ¿Quién no a escuchado el famoso baño a ‘jicarazos’?”, añadió.

La Unison cuenta con un testigo de 160 años de vida

MITOS Y LEYENDAS

Este arbusto localizado en la Máxima Casa de Estudios ha presenciado varias sucesos relevantes en la ciudad, comentó el catedrático y que se le atribuyen diversos mitos locales en el gremio estudiantil. 

Del Castillo, argumentó que hace ya algunas décadas, los estudiantes de nuevo ingreso fueron sometidos a diferentes castigos como “novatadas” y unas al pie de este árbol, donde bañaban a los recién llegados al plantel y les cortaban el cabello.

“Llenaban con agua y aceite la maceta del Ayal y mojaban a los 'novatos' de primer año, pero lo más curioso es que arbusto no presentó ningún daño por los diferentes líquidos usados”, dijo.

Uno de los mitos o fábulas que rodean al Ayal, comentó el investigador, es que si a alguien se le aparecía el diablo en la Universidad, éste huía o desaparecía al mostrarle una de las hojas del árbol.

Cuenta la leyenda que el diablo solicitó a Dios un árbol que le cubriera con su sombra en los días soleados de Hermosillo, por ser peores que en el infierno, a lo que Dios accedió pero se lo dio sin hojas. 

El diablo al ver que las ramas no lo cubrían en su totalidad, reclamó a Dios y le concedió también las hojas, pero, el resultado no agradó mucho al diablo pues cada hoja tenia la señal de la cruz.

La Unison cuenta con un testigo de 160 años de vida