Con 61 años de docencia, Vicente Carrión celebra el Día del Maestro
El matemático Vicente Carrión Miranda celebrará el Día del Maestro continuando su labor para resolver los problemas cognitivos relacionados con el aprendizaje y la enseñanza en Sonora.
HERMOSILLO, SON.- Con 61 años de servicio como docente, el matemático Vicente Carrión Miranda celebrará el Día del Maestro continuando su labor para resolver los problemas cognitivos relacionados con el aprendizaje y la enseñanza en Sonora.
El matemático del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados encabeza un programa de homogeneización del contenido de matemáticas para las ingenierías que se estudian en la entidad, proyecto ideado al lado de Armando Moreno Soto, rector de la Universidad Estatal de Sonora, en coordinación con Abel Leyva Castellanos, director de la Universidad Tecnológica de Hermosillo, y Juan Pablo Soto Barrera, jefe del Departamento de Matemáticas de la Universidad de Sonora.
“Se investigan problemas cognitivos relacionados con el aprendizaje y la enseñanza. Son métodos que integran el conocimiento de una manera interdisciplinaria y la participación global de pequeños grupos de trabajo, la idea es que el conocimiento se socialice, porque este momento histórico que estamos viviendo es muy complejo y es demasiado el conocimiento que hay que tener y hay que desarrollar métodos donde la gente actúe colaborativamente”, apuntó Vicente Carrión Miranda.
Tras desarrollar su carrera académica en el estado, el maestro emigró a Ciudad de México para continuar con su labor docente, y regresó a la capital sonorense en diciembre del año pasado para recibir un más que merecido homenaje por su trayectoria profesional en la docencia.
Actualizando la enseñanza de las matemáticas
El recibimiento por parte de su familia, compañeros académicos y exalumnos fue tal en aquella ocasión, que el maestro Vicente continúa en Hermosillo cinco meses después de encontrarse con su colega y amigo Armando Moreno Soto, con quien busca seguir impulsando un desarrollo de la enseñanza de las matemáticas con una perspectiva social y colaborativa, actualizándola con el empleo de las nuevas tecnologías y los recursos electrónicos que permitan acelerar los procesos de enseñanza de manera autónoma.
“Es algo que puede traer consecuencias importantes para el alumnado y el profesorado del estado. Se busca que sea una organización permanente que ruede sola y no dependa solamente de los individuos”, añadió.
Al recordar aquel homenaje, el maestro Vicente se mostró agradecido con cada una de las personas que atiborraron el auditorio del Departamento de Matemáticas de la Universidad de Sonora para profesarle el respeto y cariño que le tienen hacia su persona y su labor de décadas.
“Mis estudiantes fueron quienes hicieron el ambiente y tengo un recuerdo muy grato de ellos, fueron los muchachos que ahora son profesionales muy respetables y muy competentes. Absolutamente todos estuvieron ahí presentes y recordamos los viejos tiempos. Para mí fue muy grato la presencia de todos los muchachos. Ese homenaje fue algo inesperado, pero muy alentador, que me hace rejuvenecer y que le entre con más ganas y ver qué puedo aportar para el estado donde nací", expresó.
Amor por las matemáticas
El innovador docente tuvo un amor por las matemáticas desde joven, lo que lo llevaría a dar clases en su adultez temprana en el Instituto Soria y en la antigua Preparatoria Central de la Universidad de Sonora. Fueron sus alumnos de esta escuela quienes convocaron al reconocimiento de una trayectoria que durante décadas se ha ganado el cariño de generaciones enteras, heredándoles su gusto por las matemáticas, pero también su compromiso social.
“Cualquier actividad humana, empleada en términos de formación de nuevas generaciones, tiene que tomar en cuenta la perspectiva social, forjarse y aprenderse en una ambientación social. Las hormigas y las abejas te dan ejemplos de mucha profundidad sobre una organización que tienen natural y considero que tiene que promoverse en los humanos, desde pequeños, a nivel familiar, social y educativo, porque no se concibe el hombre aislado”.
Esta convicción la ha empleado a lo largo de su labor profesional, a sabiendas de que el hombre es un ser social por naturaleza.
“¿Y por va a haber una contradicción entre la naturaleza propia de los humanos y lo que se enseña en las escuelas?”, preguntó para sí mismo, “tiene que haber consistencia, coherencia y empatía entre todas estas cosas. Por razones obvias, la enseñanza debe tener el ingrediente de la socialización”
A principios de los años setentas, el maestro Vicente instauró unos talleres de matemáticas que cambiaron la forma tradicional de enseñanza, diseñando una mesa de trabajo donde los estudiantes se ponían a su alrededor, codeándose los alumnos más destacados con aquellos que mostraban menor interés en la materia o a los que se le dificultaban las matemáticas.
El maestro destacó que cada estudiante tiene sus propios talentos: siempre hay una mente analítica, uno bueno dibujar, otro para redactar, y entre todos se produce la armonía y el conocimiento, se empareja en un grupo y se expone para obtener un común denominador.
Con esto en mente, se espera que el proyecto que encabeza al lado de las autoridades universitarias de la entidad actualice a los docentes destacando las necesidades que ellos tienen en sus profesiones para que los matemáticos e ingenieros trabajen conjuntamente en un intercambio de aprendizajes y formas de abordar estas problemáticas.
“Ellos tienen interés en que se haga esto. Hay que uniformar el conocimiento de cada materia en los profesores, que hablen el mismo lenguaje para que se pongan de acuerdo y de ahí comenzar a producir los cambios. Las matemáticas son producto de la evolución de la humanidad y es un producto que surge bajo una necesidad social. Y eso hay que tener claro en la enseñanza, que lo que mueve a la producción científica son las necesidades sociales”, concluyó.