Cómo una cirugía puede cambiarlo todo: La historia de Nohemí

Nohemí relata cómo ha cambiado su vida, a partir de una cirugía de labio leporino a la que accedió en el programa "Rostros Felices" del Hospital CIMA.

HERMOSILLO, SON.- De sus días de niña casi no se quiere y no puede acordarse, porque ha bloqueado al máximo cualquier recuerdo de sus días de infancia, ya que sufrió de labio leporino, lo que provocó que Nohemí viviera desde muy chiquita, varias operaciones e intervenciones medicas.

La joven nacida en Ciudad Obregón reconoce que fue una bendición para ella y para sus padres a ver encontrado al voluntariado del Hospital Cima, que tiene el programa “Rostros Felices”. Gracias a ellos dejaron de batallar por años, para finalmente ser apoyados por profesionales de la salud y ser apoyados de manera personal por las integrantes del voluntariado.

El programa “Rostro felices”, está impulsado por el Voluntariado del Hospital CIMA, y cumple ya 17 años de brindar apoyo a niños y niñas con distintas cirugías de labio leporino, así como del paladar hendido en todo el estado.

Nohemí Valencia Rodríguez, explicó que muchas veces vivió con pena, o avergonzada por su padecimiento, por el cual estuvo con varios doctores desde que nació hasta los 12 años, que fue cuando el voluntariado detectó su caso y la ayudó.

“Los recuerdos de mi infancia casi no los tengo, los he tratado de olvidar todos”, dijo la joven, de ahora 20 años.

Nohemí relata que fue gracias al voluntariado que conoció a la que ahora es su jefa, la doctora Venezia Jordan, quien es  integrante del programa. Ella la atendió y logro hacer un cambio total en su vida. Hoy Nohemí trabaja ayudando a la dentista que le cambio la vida, pero reconoce que gracias a la ayuda del Voluntariado logró salir adelante, ya que fueron apoyados con todos los gastos.

Reconoció que hoy por hoy, cada vez que llega un niño o niña a atenderse por labio leporino o por paladar hendido, tiene un choque de sentimientos, entre la tristeza de entender por lo que los niños y sus padres están pasando; y la alegría de que pronto esos niños recibirán un milagro de vida, al ser atendidos por personal profesional que brinda cariño, acompañamiento y amistad a los pacientes y sus familias.