Desde hace 20 años, lleva el pan a su casa gracias a ser ‘cerillito’

Amelia tiene 86 años y lleva veinte en su trabajo como empacadora.

Amelia tiene 86 años, cada día desde las seis de la mañana y apoyada en su andadera con ruedas, prepara su café para iniciar el día de trabajo y tomar el transporte que la lleva al supermercado, donde trabaja como empacadora

Con casi nueve décadas a cuestas, ella es una de las 'cerillitos' (como se les llama coloquialmente) que desempeña con gusto esta labor, aunque a su decir ya se siente un poco cansada.

Durante dos décadas, Amelia Cajigas Guerrero ha llevado a cabo esta labor para llevar el pan a su hogar y se considera afortunada, por no tener diabetes ni hipertensión, aunque usa andadera como apoyo ya que sus rodillas a veces le fallan y tiene que empacar parada cuatro horas.

Una pensión que no alcanza 

Amelia trabaja todos los días a excepción de los sábados y lo hace por necesidad, ya que la pensión no le alcanza, aun así disfruta de lo que hace, porque desde pequeña se acostumbró a trabajar.

“Cuando me siento mal que no puedo venir, no vengo ¿para qué voy a venir a cansarme más? lo que me falla son las rodillas, pero me considero una persona sana, soy pensionada del gobierno por parte de mi esposo que falleció hace años”, expresó.

‘A veces la gente no da’

Desde los 65 años de edad ha sido empacadora, aunque en su juventud trabajó como cajera, luego pasó a ser supervisora, recalcó que le ha ido muy bien en el trabajo, tiene tres hijos que están al pendiente de ella y buenos compañeros que la respetan y apoyan en todo lo que necesita.

Sin embargo, lo que ha afectado su trabajo es la implementación del autocobro, que ha mermado sus ganancias, ya que está sustituyendo el trabajo de empacar y en el pago con tarjetas poca gente maneja el efectivo.

“Me ha ido bien gracias a Dios, a veces la gente no da, ahora con el cuento de las tarjetas dicen ‘pagué con tarjeta, no traigo’, todos los días nos pasa, ahora la gente trae pura tarjeta, puro dinero plástico, al principio cuando yo entré aquí nos iba muy bien y nos daban un poco más de propina”, explicó.

La dama comenta que la pandemia fue uno de los tiempos más difíciles por que no trabajó, suspendieron actividades por dos años, por ello lleva cubrebocas al trabajo para evitar contagiarse de resfriado.

Días buenos y otros no tanto 

No siempre les va bien, aunque la gente piensa que ganan mucho dinero, Amelia desmintió lo que muchos dicen, en su experiencia saca 300 pesos en un día bueno, sin embargo, tiene que pagar 100 de pasaje diariamente, cuando más propinas ha ganado es en época de Navidad y Año Nuevo.

“Lo único que la gente dice, es que una como empacadora gana mucho dinero, y no es cierto ganamos lo necesario pero ya para darnos lujos ya no sale. Yo creo que ya me voy a retirar en unos años, ya estoy muy cansada ya tengo muchos años de vida muchos años trabajando, estoy lastimada del brazo, por eso me ayudan con cartones mis compañeros”, compartió.