"A veces no tengo ni 5 pesos para un café": testimonios de personas en situación de calle en Hermosillo

Desprotegidas y a merced de las condiciones climáticas se sienten las personas en situación de calle en Hermosillo, esto de acuerdo con ciudadanos inmersos en la situación.

HERMOSILLO, SON.- Desprotegidas y a merced de las condiciones climáticas se sienten las personas en situación de calle en Hermosillo, esto de acuerdo con tres ciudadanos inmersos en la situación.

Eleusis, quien pidió omitir sus apellidos, migró desde Brasil a México cuando tenía 11 años de edad. Ya en el país viajó en el peligroso tren conocido como “La Bestia” que utilizan para cruzar el territorio mexicano quienes migran hacia Estados Unidos.

Hoy tiene 47 años y hace 36 que no ve a su familia. Deambula por las banquetas maltrechas de Hermosillo y sobrevive la noche en donde llega a sentirse menos vilipendiando por el resto de los sonorenses; en los lugares a los que otras personas que comparten su situación también acuden, como debajo de puentes, parques públicos o frente al Hospital General del Estado de Sonora.

Según su perspectiva, las autoridades y la ciudadanía no hacen mucho por las personas que necesitan de apoyos, como en su caso. Y si bien es consciente de que existen albergues en los que puede resguardarse de las noches frías de la capital, afirmó que los evita porque no le gusta sentirse atrapado en un lugar por mucho tiempo.

Para él, es común que el resto de la gente trate con desprecio y rechazo a quienes padecen condiciones desfavorables y reveló que un sentimiento de hermandad surge entre los que son estigmatizados como “indigentes”. Puesto que ellos provienen de todos lados, pero son uno solo, dijo con orgullo.

Una persona de 60 años ubicada en las inmediaciones del parque “Mundito” también comparte un trasfondo de migración. Dijo provenir del estado de Chihuahua, donde tiene familia con la que perdió contacto hace años.

Su pierna mostraba una grave hinchazón, de la cual señaló que le impedía trasladarse, por lo que permanece en esa área desde hace meses.

Sobre la atención que recibió en un hospital de Hermosillo, dijo que le sugirieron amputarle la extremidad, por lo que huyó del nosocomio para encontrar su suerte en las calles.

“Yo trabajaba en el Poblado Miguel Alemán y lo que ganaba se lo mandaba a mi familia (a Chihuahua). Pero me lastimé y dejé de hacerlo”, expresó con la voz quebrada y mostrando cierta desorientación.

Loreto Velarde Vázquez, de 72 años, quien recorre distintos puntos del centro de la capital del estado buscando alimento, suministros y un rincón en el cual sentirse seguro, reveló que no siempre tiene dinero para costear el acceso a un albergue. Algunos cobran cantidades pequeñas (30 pesos por pasar la noche, 5 por un café), pero aún así difícil de pagar para quienes esa cantidad representa un reto.

Los testimonios de estas tres personas muestran que detrás de los prejuicios e indiferencia, de la falta de atención de la sociedad civil y de las autoridades gubernamentales (municipales y estatales), hay complejas historias humanas que demuestran su cercanía a cualquier otro individuo buscando ganarse la vida.