A casi un año de pandemia, familias sufren por no poder visitar a sus abuelitos en asilos
Tener a familiares dentro de un asilo de ancianos durante la pandemia se ha convertido en una larga espera. Incertidumbre, desesperación e impotencia son los sentimientos que describen las personas que viven esta situación.
HERMOSILLO, SON. - Tener a familiares dentro de un asilo de ancianos durante la pandemia se ha convertido en una larga espera. Incertidumbre, desesperación e impotencia son los sentimientos que describen las personas que viven esta situación.
Nora Orci, quien ha vivido en primera persona esta realidad, relata a través de una entrevista realizada para Expreso, la desesperación que ha sentido al no poder ver a su padre durante casi un año debido al coronavirus.
Desde hace 3 años, Fernando Orci habita en el asilo de ancianos “La Estancia”, donde se le brinda atención, cariño y cuidado para que tenga una buena calidad de vida.
Con la llegada de la pandemia, Nora Orci, la hija de Fernando, se siente impotente al no poder mostrarle afecto a su padre, el cual se siente muy solo.
“Desde marzo de 2020 no he podido darle un beso a una persona que tanto lo necesita como es mi papá, pasan los meses y no ha recibido un abrazo, es algo que me genera tanta impotencia que no lo puedo explicar”, comentó Nora.
Otro de los problemas que se le ha presentado a Nora es que la tarjeta de jubilación de su padre venció y al estar aislado, no pueden realizar los trámites correspondientes, lo cual suma un estrés más a la vida de esta familia.
“El banco me pide una carta de puño y letra firmada por mi padre para la renovación de su tarjeta. Mi papá tiene 98 años y con esa edad es muy difícil, es una situación que deberían facilitar y ser más considerados por la pandemia”, agregó.
Nora comprende que las precauciones que se toman son pensando en la salud de su padre, se muestra confiada por el trato brindado por el asilo, pero no puede evitar sentirse vacía al no poder estar pendiente de su papá.
El día 6 de febrero don Fernando cumplirá 99 años y estará alejado de sus familiares, situación que aumenta el dolor de Nora al no poder estar con él y disfrutar de su padre.
“Debemos tener presentes a los viejitos, son personas necesitadas de mucho amor y yo diría que el 2020 fue un año desperdiciado para atenderlos como se debe”, finalizó