Un escándalo llamado Rocío Nahle
"Un escándalo llamado Rocío Nahle", escribe Salvador García Soto en #SerpientesyEscaleras
Controvertida, altanera y prepotente, la exsecretaria de Energía del Gobierno federal y actual candidata de Morena al Gobierno de Veracruz, la zacatecana Rocío Nahle, se está convirtiendo en un problema para la 4T por las escandalosas revelaciones sobre sus múltiples propiedades en México y en el extranjero. Departamentos de lujo en San Pedro Garza García, el municipio más rico de México y en la zona de Central Park en Nueva York, son sólo algunos de los inmuebles que, según documentos que presenta el empresario veracruzano Arturo Castagné, poseen la señora Nahle y su esposo, José Luis Peña, además de la lujosa residencia que habita en Alvarado y que ella afirma que es rentada.
Lo que empezó como un tema de redes sociales, en donde Castagné comenzó a publicar datos y documentos sobre un crecimiento inusitado en el patrimonio y las cuentas personales de la familia Nahle-Peña, ha crecido a tal nivel que ya se presentaron denuncias penales en la Fiscalía General de la República, por parte del empresario de Veracruz que acusa a la candidata morenista de un enriquecimiento inexplicable a partir de que fue titular de Energía del gobierno de López Obrador y dirigió personalmente la costosísima y opaca obra de la refinería de Dos Bocas, en Paraíso, Tabasco.
Junto con Nahle, el denunciante también acusó a José Luis Peña, el esposo de la morenista, a quien le pide a la FGR investigarlo por realizar operaciones financieras hasta por 100 millones de pesos. Tanto la exsecretaria de Estado como su esposo fueron señalados en reportajes, investigaciones periodísticas y denuncias de empresas contratistas de Dos Bocas por incurrir en un ilegal tráfico de influencias al favorecer con contratos a consorcios y empresas de reciente creación como el conglomerado Huerta Madre, en el que asociado con las compañías holandesas Van Ord, obtuvieron un contrato por casi cinco mil millones de pesos en una de las primeras etapas de Dos Bocas. Lo extraño es que el grupo Huerta Madre, propiedad de Manuel Santandreu, quien es compadre del esposo de Nahle, José Luis Peña, se constituyó el 17 de mayo de 2019, tan sólo una semana antes de que el Gobierno federal le otorgara ese contrato millonario que sería el primero de otros más que recibió.
La campaña de denuncias emprendida por el empresario Arturo Castagné, que también ha exhibido una residencia en el Pedregal de la Ciudad de México a nombre de un familiar cercano de la exsecretaria, de un departamento en Cancún y de otras propiedades de las que publica escrituras y registros oficiales, ha sido respondida por la candidata de Morena con un discurso en el que se victimiza y dice ser objeto de “una campaña difamatoria por parte de nuestros adversarios”. Nahle, quien dice no conocer a Castagné pero lo ubica como alfil de su contrincante aliancista a la gubernatura, José Yunes Zorrilla, publicó un comunicado el pasado 13 de abril en el que, sin presentar prueba o documento alguno, sostiene que “todo son calumnias y mentiras” en su contra, e incluso esta semana anunció que demandaría penalmente al empresario de Veracruz por “difamación y daño moral”.
Veremos si la FGR hace su trabajo o si, como ha sido la constante, el fiscal Gertz Manero congela e ignora las denuncias en contra de Nahle, como lo ha hecho con varias denuncias que se presentan contra funcionarios e integrantes de la 4T. Por ahora, lo que va quedando claro es que la abundancia le llegó a la señora Nahle, que sin invocarla como lo hacía Karime Macías, la esposa del exgobernador veracruzano, Javier Duarte, simplemente la encontró y, al parecer la aprovechó, cuando el Presidente le otorgó una confianza ciega y la puso al frente de una de sus obras faraónicas. Una obra por cierto cuyo costo casi se triplicó del presupuesto inicial de ocho mil millones de dólares, que ha sido totalmente opaca en cuanto a sus procesos y licitaciones, y que para colmo ha sido objeto de varias mentiras en cuanto a las fechas en las que supuestamente iba a comenzar a refinar petróleo.
Este viernes 26 de abril, ante la revelación del departamento que supuestamente ocupa en Manhattan, a unos 100 metros de Central Park, la candidata morenista en Veracruz negó tener propiedades en el extranjero y dijo que todas sus declaraciones patrimoniales han sido presentadas y son públicas. Y, en su defensa, de cara a la elección veracruzana donde las encuestas difieren porque algunas le dan ventaja de entre 13 y 20 puntos, aunque otras la ponen prácticamente empatada con el candidato de la alianza opositora, José Yunes, la señora Nahle recurrió de nuevo a la victimización, ahora por su género: “Ha sido un patrón de conducta de mis opositores que hoy participan en la contienda electoral de atacar denigrar y violentar a mujeres y hombres que están involucrados en el contexto público en el estado, porque su vida y actuar es tan turbio y corrupto que pretenden enlodar a todos quienes se cruzan en su camino”, afirmó en un comunicado.
La realidad es que la corrupción no tiene género y la señora Nahle, más que victimizarse y acusar una campaña denigratoria en su contra, debería ser clara sobre su patrimonio, ya sea a nombre suyo, de su esposo o de sus familiares cercanos. Porque bien dice el dicho que también repite en sus rollos mañaneros el Presidente: “Hay dos cosas que no se pueden ocultar”, y una de esas dos cosas es el dinero. La otra se las dejamos de tarea… Los dados cierran la Semana con Escalera Doble. Buen fin de semana y descanso para los amables lectores.