Marcelo pide reglas, Claudia tapiza el país y Adán acelera

"Marcelo pide reglas, Claudia tapiza el país y Adán acelera", escribe Salvador García Soto en #SerpientesyEscaleras

La sucesión presidencial anticipada que vive el país lo está contaminando todo. No hay decisión de gobierno, votación legislativa, elección estatal o acción de los funcionarios aspirantes, ni de los opositores que no esté marcada y definida por el interés y la ambición de ganar la Presidencia en 2024. El ambiente político empieza a enconarse por las tensiones que provoca tener a tres integrantes de la 4T, dos secretarios de gabinete y la jefa de Gobierno de la CDMX en plena disputa por la candidatura de Morena, de tal manera que todos los asuntos importantes y los graves problemas del país pasan a segundo plano y se supeditan a grillas, golpeteos y campañas anticipadas con millonarios recursos cuyo origen nadie explica.

Y mientras el INE se encuentra ocupado e inmerso en una batalla por su defensa y supervivencia —ante la intentona de desaparecerlo con la reforma electoral del presidente López Obrador y su partido— los aspirantes adelantados, llámense “corcholatas” morenistas u opositores que ya levantan también la mano, aprovechan los apuros del órgano electoral y se dedican a recorrer el país haciendo actos anticipados de campaña en forma de eventos masivos, mítines, reuniones y pagando costosa publicidad impresa, mantas, bardas y espectaculares con dinero de un origen incierto sin que nadie les pida cuentas y con la total complacencia del presidente, que valida las violaciones a la ley de sus funcionarios y militantes, que empiezan a ser replicadas por la oposición.

En Morena, ante la ausencia de reglas y la debilidad de la dirigencia nacional de su partido, que está sometida y supeditada a lo que diga el presidente, la disputa interna se vuelve cada vez más agresiva y encarnizada. A menos de un año de que se realice la encuesta interna, nadie sabe cuáles serán las preguntas, qué tiempo tienen los funcionarios y gobernantes que aspiran al 2024 para seguir en sus cargos públicos a riesgo de que los acusen de violaciones legales y, sobre todo, no está del todo claro cuáles serán las condiciones en las que se definirá el nombre de la o el candidato oficialista a la Presidencia.

Marcelo Ebrard es el aspirante que más presiona en el sentido de que el CEN de Morena, que encabeza su antiguo pupilo Mario Delgado —de quien dice lo ha traicionado para acercarse a su rival Claudia Sheinbaum— defina a la brevedad las reglas de la contienda interna, que no sólo tienen que ver con las características de la encuesta, cuántas preguntas se formularán, quién levantará los sondeos, sino también con los tiempos y formas en las que deben de conducirse los precandidatos oficiales. No es casualidad que Marcelo sea quien más presione y pida “reglas claras para la contienda a más tardar en febrero próximo”, porque también es la “corcholata” que hoy se ve en más desventaja frente a sus contrincantes.

Mientras Claudia Sheinbaum recorre el país con un presupuesto generoso que le da para eventos y reuniones masivas, al mismo tiempo que tapiza calles, bardas y carreteras con su imagen y su eslogan de campaña #EsClaudia, y Adán Augusto López aprovecha su cargo para visitar los estados y lanzar declaraciones provocadoras y tronantes lo mismo contra gobernadores de oposición, que sobre los militares en la Presidencia o contra el expresidente Felipe Calderón, todo con la clara intención de subir en sus niveles de conocimiento y mejorar su imagen, Ebrard no es que esté manco y este fin de semana se organizó también sus mítines en la Ciudad de México, pero claramente el canciller empieza a verse como “el rival más débil” en esta carrera, ante la percepción de que el favor del presidente está con la Jefa de Gobierno y con su paisano tabasqueño.

Y es que, aunque Marcelo Ebrard también está gastando y promoviendo su imagen en redes sociales y haciendo reuniones con sus comités de apoyo en la República, al canciller el presidente López Obrador lo trae entretenido con los asuntos de política exterior y tan sólo en el mes que viene lo mandará a participar, en su representación, a la COP27 que arranco ayer en Egipto, al mundial de futbol de Qatar y a otros eventos internacionales que mantienen al secretario de Relaciones Exteriores fuera del país —y también de la jugada— mientras sus dos compañeros “corcholatas” se mueven libremente y no cesan su campaña nacional.

¿Será que el presidente quiere mantener ocupado y alejado a Marcelo para darle ventaja a Claudia y a Adán? Eso sería algo muy bajo hasta para AMLO, sobre todo porque ayer mismo, en un mitin proselitista en Coyoacán, Ebrard decía que él “nunca he traicionado ni traicionará a López Obrador”, que continuaría con la 4T “aunque cambiaría algunas cosas” y, en una clara alusión a los duros y puristas que acompañan a Claudia Sheinbaum, el canciller dijo en su discurso en la alcaldía de Coyoacán: “Dicen algunos que nosotros venimos del PRI, pues sí, Andrés Manuel y yo venimos del PRI, pero no importa de dónde vienes sino a dónde vas”, dijo Ebrard al recordar que él milita en el movimiento lopezobradorista “desde 1999 y hasta la fecha” y contar la anécdota de cómo conoció y apoyo a Andrés Manuel cuando realizó su plantón con los barrenderos de Tabasco en el Zócalo capitalino, cuando él era secretario de Gobierno del DDF y se reunió con el tabasqueño para apoyarlo en su lucha.

Así que, hoy ya nadie duda de que el presidente tiene sus preferencias y, por más que dice que quiere a todas sus “corcholatas”, cada vez es más claro que quiere más a unas que a otras y que, si la decisión fuera hoy, el orden de preminencia y posibilidades de ganar la candidatura presidencial de Morena sería: primero Sheinbaum, luego Adán y al final Marcelo. Y mientras todos corren desesperados por ganar terreno las encuestas siguen poniendo en un empate a Claudia y Ebrard, con diferencias mínimas a veces a favor de uno o de otro, y a Adán Augusto en un tercer lugar. Eso sí, ninguno trae límites para gastar dinero a manos llenas; ninguno explica de dónde salen esos recursos y al final, en esto como en muchas otras cosas, Morena termina actuando justo igual que el PRI y el PAN a los que tanto criticó. Y al amparo del poder y con la venia presidencial, los oficialistas de hoy hacen lo mismo y hasta más de lo que tanto cuestionaban como oposición: violar la ley, gastar dinero incierto y aprovechar sus cargos y recursos públicos para campañas políticas.