La reforma militar, atorada en el Senado
"La reforma militar, atorada en el Senado", escribe Salvador García Soto en #Serpientesyescaleras
El próximo miércoles se definirá en la Cámara de Senadores si la presencia del Ejército en la seguridad pública y en las calles del país se extiende hasta 2028, como aprobó ya la Cámara de Diputados, o si se termina en 2024 y los generales y tropas regresan a sus cuarteles al terminar este sexenio. Todo depende de los 11 votos que necesitan Morena y sus aliados para alcanzar una mayoría calificada que hoy no tienen en el Senado y que, a pesar de intensos cabildeos, presiones e intentos por cooptar a senadores de la oposición, aún no pueden lograr los operadores políticos del presidente López Obrador.
La oposición de la bancada del PRI, con el senador Miguel Osorio Chong a la cabeza, es lo que más está complicando las cosas a la iniciativa impulsada por el dirigente nacional priista, Alejandro Moreno, y adoptada felizmente por el presidente López Obrador y por las bancadas de Morena. Y es que la división priista, por el pleito frontal que sostienen Osorio y "Alito", impide que la nueva alianza del PRI-Mor, que ya funcionó en San Lázaro para sacar la reforma al quinto constitucional, se pueda concretar también en el Senado, donde justo los 11 votos que necesita la mayoría de Morena-PT y PVEM para alcanzar las tres cuartas partes de la votación total, son los votos de los senadores priistas.
A lo largo de toda la semana pasada, operadores y enviados del gobierno federal, tanto desde Bucareli como desde el propio Senado, estuvieron teniendo pláticas con senadores priistas y panistas para tratar de buscar, convencer o incluso comprar 'algunos votos opositores a favor de la reforma'. Pero fuentes directas que están participando en esas negociaciones nos decían anoche que 'la situación está cuesta arriba' y que, aunque no descartan que algunos senadores priistas, quizás dos o incluso hasta cuatro, pudieran votar a favor, en el PAN están totalmente cerrados y no se ve que ningún senador pueda apoyar la reforma constitucional militar, y si acaso 'hay un par de senadores azules que están dubitativos'.
En el mejor de los casos se estima que, si bien le va, los operadores de Bucareli y de Palacio Nacional podrían convencer a 4 o 6 senadores de oposición, lo que no les alcanzaría para los 11 que le hacen falta a Morena y sus aliados para alcanzar la mayoría calificada. Y aún esa cifra de 11 votos que le hacen falta a la bancada oficialista, se refiere al caso de que todos los morenistas asistan a votar a la sesión donde se suba la reforma al quinto constitucional; si hay senadores ausentes o, los que nunca faltan en Morena, rebeldes que no estén de acuerdo en votar esa reforma, los números se descuadran y se le complicaría más la situación a la bancada del partido en el gobierno.
El propio Ricardo Monreal reconoció anoche en un video que publicó en sus redes sociales que 'no hay consenso' para aprobar la reforma militar y dijo que, aunque 'ha sido intensa la negociación' el bloque opositor del PAN-PRI-PRD-MC y Grupo Plural 'están en una posición (en contra) que no admite movimiento'. Las disputas internas en la bancada de Morena y los grupos que se oponen al liderazgo de Monreal, podría ser otro factor que juegue en contra del coordinador zacatecano, pues si la reforma constitucional no pasa en el Senado y no logra mayoría, los antimonrealistas, tanto desde el Senado como de Morena y el gobierno capitalino, podrían aprovechar ese fracaso para lanzar una ofensiva final contra el liderazgo del líder oficialista en el Senado.
La oposición está tan cerrada al tema en el Senado que, salvo algunos senadores del PRI a los que podrían 'convencer' desde el gobierno (máximo cuatro, mínimo dos) no se ve ninguna otra bancada en donde puedan ceder. El PRD, con Miguel Ángel Mancera, está firme con sus tres senadores, lo mismo pasa con los cinco senadores del Grupo Plural y en el PAN; en el caso de MC el coordinador Dante Delgado ha dicho que por ningún motivo van a aprobar 'la militarización' que significa la reforma constitucional, aunque hasta ahora ninguno de sus dos gobernadores: Enrique Alfaro, en Jalisco, o Samuel García, en Nuevo León, se han pronunciado en contra de que continúe la presencia del Ejército en sus estados.
Así es que, al día de hoy, a unas horas de que el asunto se suba al pleno, la reforma militar se ve muerta en el Senado, aunque en política, como en los partidos de futbol, todo puede pasar y las cosas pueden cambiar de último minuto. Pero aun usando la metáfora futbolera, se ve difícil, prácticamente imposible, que en 48 horas, de aquí al miércoles, los operadores y cabilderos de López Obrador y de Morena puedan lograr los 11 goles que les hacen falta para ganar el partido por esta reforma. Claro que siempre se podrá recurrir a los cachirules y a las trampas, y mucho depende de cuántos senadores estén presentes en la sesión del próximo miércoles o también cuántos se hagan los ausentes. Si en el futbol siempre puede haber una mano negra o un árbitro a modo, imagínese lo que se puede hacer en la política. Y más cuando se trata del Congreso. Así que, dirían los cronistas deportivos, el partido hoy parece perdido por default para el gobierno y Morena, pero 'esto no se acaba hasta que se acaba'.